Este mes de septiembre se cumple medio siglo de que, en un certamen mundial de folclore celebrado en la Borgoña francesa, un grupo de baile y canto aragonés afincado en Valencia triunfara entre formaciones artísticas de veintidós países de tres continentes. Hace ahora cincuenta años. Quien esto firma figuraba como redactor en la plantilla de este periódico, entonces situado en la calle del Pintor Sorolla; y en un descanso, a medianoche, bajó a tomar café y se encontró en el bar con un excelente amigo, Pablo Luis Maza, coreógrafo oscense que dirigía los cuadros de jotas del Centro Aragonés. Y dijo inmediatamente:

„«Oye: tú que hablas francés podías venirte a Dijon, en Francia, donde vamos a actuar en un certamen internacional. Nos puedes hacer de intérprete y presentador».

Difícil dejar por dos semanas el trabajo. Pero el maestro insistió, subimos a la redacción y el director, el inolvidable Adolfo Cámara, dijo en seguida:

„¡«Claro! Vete y, de paso, nos mandas crónicas para Levante».

No lo pensamos dos veces, y días después emprendíamos viaje en autocar camino de Francia, entre bailadores, cantadores y rondallistas de jotas.

(Para quien aquí firma la expedición tuvo un resultado definitivo; pues en el grupo de bailadoras figuraba una jotera valenciana, Julia Moya Álvaro, con la que tres años después contraeríamos matrimonio en la parroquia de Santa Mónica y a lo largo de los años siguientes hemos tenido cuatro hijos y ocho nietos).

Los cuadros de jotas del Centro Aragonés de Valencia, único grupo español allí representado, fue protagonista a lo largo de casi dos semanas de estancia en la ciudad de Dijon y algunas poblaciones próximas: desfiles callejeros, actuaciones en locales cerrados y ante el jurado calificador que debía señalar el campeón del torneo folklórico y ganador del trofeo de dicho certamen; el «Collier d´Or» (Collar de Oro), que en la clausura fue entregado al director, Pablo Luis Maza, y que hoy se conserva en los locales del Centro Aragonés, en la calle de don Juan de Austria.

Curiosamente „era el año 1963„ los finalistas, con los españoles, fueron los componentes del conjunto de Rusia, triunfando los valenciano-aragoneses, que seguidamente ofrecieron en el Teatro Municipal la gala de clausura. Y decimos curiosamente porque un comisario de policía de aquella ciudad se nos acercó y nos advirtió de que no hubiera ninguna declaración respecto a los otros finalistas, los rusos, país con el que entonces no había una estrecha amistad con España. Le respondimos que estuviera tranquilo, que a los allí presentes sólo interesaba las castañuelas, la guitarra, el cachirulo en la cabeza y los cánticos a la Virgen del Pilar. No había nada político en aquella concentración internacional.

Antes de comenzar el citado festival de clausura, nos desplazamos a la oficina de telégrafos, y enviamos un mensaje a la Jefatura del Estado, ofreciendo el triunfo al pueblo español. Cuando, días después, regresamos a Valencia, ya había respuesta de la Casa Civil, con felicitación y agradecimiento.

En la antesala de la primera planta del Centro Aragonés se conserva un enorme cuadro con la reproducción gráfica del «Collier d´Or», numerosas fotografías y páginas de periódicos, y el aludido telegrama de felicitación nacional. Cincuenta años, nada menos.