Estados Unidos anuncia una acción pequeña y pasajera, sin prisas, sólo la puntita como si dijéramos, contra Siria, pero entonces ¿para qué la molestia si no va a cambiar nada? La razón ética de un castigo por el supuesto empleo de armas químicas por parte de Al Asad no convence ni al público más angelical: Estados Unidos, precisamente, ha usado todo tipo de armas químicas y nucleares, no se puede arrogar el derecho moral a repartir cachetes. No lo tiene. Bueno, pero tiene la fuerza. Cierto y por eso la empleará, pero es algo que no nos concierne, no es nuestra guerra, señor Rajoy, y además tenemos efectivos desplegados en el Líbano, tan cerca de la fogata que muy bien podrían salir achicharrados. España tiene que mantenerse al margen hasta más ver.

La política de Oriente Próximo es diabólicamente enrevesada y aunque los imperios cometen estupideces, no hay imperios estúpidos: sólo durarían media hora y el americano viene durando bastante para los tiempos que corren, nunca mejor dicho que son tiempos líquidos (Bauman). Si nos alejamos un poco de Siria y de los acontecimientos más cercanos, ganamos perspectiva y las piezas quizás encajan con más sentido del que aparentan: Sadam desapareció de Irak y a Al Asad está a punto de sucederle lo mismo en Siria. La Libia ya liberada de Gadafi „¿se acuerdan de Libia?„ es un mosaico de cantones tribales (lo mismo que será Afganistán en breve) y Egipto ha vuelto a la casilla de salida: la dictadura de unos militares que han convertido su país en un negocio gremial subvencionado por el Pentágono.

Todas las piezas del tablero que podían crearle alguna inquietud a Israel han sido neutralizadas, liquidadas: Irak sigue dividido en tres fragmentos inconexos y sumido en unos niveles atroces de violencia sectaria. No creo que esta visión agote el sentido del problema pero, honradamente, alumbra alguna de sus facetas. Supongo que el imperio, además de Israel, adquiere alguna ventaja, lo espero, porque desestabilizar un área que va del centro de Asia al Mediterráneo, no le saldrá gratis. Tampoco a nosotros.