En nuestra cultura cristiana no encaja claramente la mayor transgresión en la cultura griega, que era la «hybris», la desmesura, la pérdida del sentido de la medida con el afán de ser más que nadie, un vicio que los antiguos dioses castigaban con dureza. En el período anterior a la crisis económica, el genio de la «hybris» andaba suelto, y el que se le resistía parecía un «pringao». La burbuja ha sido una acumulación de vapores emitidos por los individuos enfermos de «hybris», una nube tóxica que ha acabado envenenando el aire de todos. Lo peor que le podría pasar a la sociedad española es que de esa enfermedad no aprendiera. El fichaje de Bale por el Real Madrid, cien millones de euros mediante, es una ráfaga de aquel viejo aire y una señal al mundo de que el genio de la «hybris» sigue entre nosotros. Alguien dirá que puede resultar rentable, pero ningún otro club de Europa lo ha visto así.