Yo no he firmado ningún papel», dice Rita Barberá, la alcaldesa, ante su probable imputación, y la de Francisco Camps, Nuestro Amado Líder, en el caso Nóos. Ya saben cómo de jacarandosa, además de manirrota, es nuestra corregidora, que puede que tenga pringado interpuesto entre su ilustre persona y el fiscal, pero, llegado el caso, tal vez le valiera de poco. Las dos viejas cabezas de cartel del PP valenciano mostraron su liberalidad con sonrisas panorámicas y más espíritu exhibicionista del que acredita un mandril macho.

Quiero decir que no se conformaron con echar una manita a miembros destacados de la primera familia del país, ya fueran natos o sobrevenidos, sino que se jactaban de ello, paseaban su rumbo por las avenidas y había cámaras y focos allá donde fueran. Tal vez actuasen así por una interpretación demasiado literal de la letra del Himno „«Per a ofrenar€»„ de mi lejano pariente don José Serrano, estoy dispuesto a admitir que de buena fe, es decir hecha con la esperanza de que, al comportarse como buenos cortesanos, algo de provecho nos iba a caer. Me recuerdan a aquellos senadores romanos que, para protegerse de la vesania de Calígula, le nombraban heredero de sus bienes y al saberlo, el emperador que hizo senador a su caballo (Bush Niño hizo gobernador a su hermano Jeb, hay caballos muy inteligentes), les instaba a acelerar el trámite: «Per la fam d´heretar», ya lo dijo don José Peris Celda.

Es una diferencia importante con Madrid, en cuyo ayuntamiento y gobierno regional se han perpetrado todos los chanchullos, endeudamientos y abusos que ustedes quieran pero la marquesa Aguirre „ya se vio en el caso Gürtel„ siempre tenía algún propio para bucear en las sentinas, mientras que al tonto de Gallardón nunca le faltaron periodistas, aún más tontos si cabe, dispuestos a subrayar su carácter «progresista», espero al menos que no lo hicieran gratis. La mezcla de estilo caciquil y relación clientelar (que no es exclusiva del PP), envenenó al país. Aún pagamos las consecuencias.