Uno de los capitanes del equipo nacional „no solo de Casillas vive el...„ está convirtiéndose en un fenómeno de masas. Durante una concentración en agosto, Sergio Ramos estaba viendo la final femenina del Mundial de waterpolo y, antes de echarse la siesta, le dio por dejar la huella en Twitter, donde tiene cerca de cuatro millones de seguidores y lo que te rondaré morena: «Hora de descansar después de ver ganar a la selección española de waterpolo. ¡Enhorabuena, chicas!». Como se trataba de una repetición en Teledeporte 24 días después del logro, inmediatamente se creó el jasta #AlacamaconelsubidónporelcuartotourdeIndurain.

Nada más quedarse la España oficial planchada por el petardazo olímpico, al mozo de Camas no se le ocurrió otra que colgar en su cuenta una foto con Pilar Rubio bajo la que puede leerse: «Aficionándonos a sushi con una de las personas más importantes de mi vida». Estos deslices llaman mucho la atención en un país del rigor del nuestro en el que la comandante en jefe de Castilla-La Mancha y ariete del conjunto mandón acaba de decir que «Rajoy puede pasear por todo el mundo defendiendo el interés de España con la cabeza muy alta y recibir felicitaciones, ya sea de Obama o del jefe del Banco Central Europeo por lo bien que está haciéndolo». Y dado que donde se encontraba era en Gandia, aprovechó para decir a la concurrencia «tenéis un presidente que es un lujo» sin dejar de señalar a Alberto Fabra, no fuera a ser que los presentes, a pesar de la militancia, no entendieran la referencia.

Tampoco ha pasado desapercibida la última de Wert, quien, tras haber endilgado a la inversión en el deporte un tajo del 25 por ciento este año, ha asegurado que por el fiasco Madrid 2020 no habrá recortes, becas incluídas. En este punto es cuando ya es muy difícil no exclamar «¡Sergio, éntrale!».