Diurno y nocturno, el calentamiento global registrado en la superficie del planeta durante el último siglo se reparte de forma desigual. De hecho, las temperaturas mínimas, registradas mayoritariamente durante los momentos nocturnos, han crecido 1,4 veces más que los valores máximos registrados durante el día. Y esta asimetría térmica limita la captación de dióxido de carbono de la flora boreal, según una investigación publicada en Nature en la que participan científicos del CREAF. Los expertos demuestran la alteración de los flujos de carbono y del crecimiento vegetal en el hemisferio norte tras analizar datos recopilados a lo largo de 28 años sobre la cantidad, la calidad y el desarrollo de la vegetación, mapas de intercambio de CO2 y de medidas in situ de este gas en las atmósferas de Alaska y Hawai. En las regiones boreales, frías de alta montaña y húmedas templadas, el aumento térmico estimula la fijación de CO2 durante las horas de sol, sin embargo, las noches más cálidas estimulan más la respiración y frenan la captura de este gas de efecto invernadero.