Lo ocurrido en el Congreso de los Diputados el pasado miércoles, por encima de la anécdota y de la chapuza manifiesta en una obra que nos ha costado varios millones de euros, fue sintomático de lo que está ocurriendo en nuestro país cuando se producen chaparrones intensos en pocos minutos. Ya lo comentábamos en algún comentario anterior. No son necesarias grandes cantidades para provocar anegamientos en viviendas o infraestructuras, si la lluvia tiene lugar de forma intensa. A las 4 h. de la madrugada de ese miércoles comenzó a formarse un núcleo convectivo que fue creciendo y ganando actividad hasta las 9 h. de la mañana y que se mantuvo sobre Madrid hasta mediodía. Se sucedieron chaparradas a lo largo de la mañana. Las cantidades de precipitación recogida fueron muy dispares en los algo más 600 kilómetros cuadrados que ocupa la ciudad de Madrid: 2,5 litros por metro cuadrado en la Ciudad Universitaria, 4 en Chamartín, 1,6 en Plaza de Castilla, 9 en Moratalaz, 8,8 en Arturo Soria y 8,4 en el Retiro, todas ellas anotadas en pocos minutos. Las "mayores" cantidades se focalizaron en el área del Retiro, Paseo del Prado y Congreso de los Diputados; algo por otra parte característico en las nubes de tormenta, que descargan con fuerza en un punto y apenas llueve a pocos kilómetros. En este caso la noticia saltó a los medios porque la lluvia afectó al Congreso de los Diputados y puso de manifiesto la terminación deficiente de unas obras de reforma en la cubierta del edificio. Pero, como señalabamos, es un ejemplo más de la falta de adaptación de edificaciones e infraestructuras ante lluvias de intensidad, ante chaparrones que caen con fuerza en poco tiempo y los sistemas de evacuación. Y este tipo de lluvias se produce cada vez con mayor frecuencia.