La izquierda de nuestro país sigue tan perdida como de costumbre ante las cuestiones relevantes. La preocupación más urgente a debatir en estas últimas horas es si el rey hace bien operándose en una clínica privada o si, por el contrario, debería hacerlo en un centro público. El asunto, por increíble que parezca, ha ocupado declaraciones, ruedas de prensa y el tiempo de portavoces que, seguramente, no tenían cosas más importantes de las que ocuparse. Eso sí, mientras tanto, el país patas arriba. Y después se preguntarán por las razones de la desafección de la ciudadanía. Por mi parte, dejo escrito aquí que mejor en una clínica privada. De lo contrario, ya veo cerrada una planta de un hospital público durante una semana, con el consiguiente trastorno para el común de los ciudadanos „enfermo, eso sí„ y sus familiares. Porque claro, si por lo menos fuese en un centro público pero ocupando su habitación y poco más... Pero eso pertenece obviamente al país de las maravillas o quizás a algún otro más cercano donde los reyes, por ejemplo, pasean por las calles sin alharacas.