Las tormentas en otoño acostumbran a ser más fuertes en el litoral y prelitoral, mientras que en la primavera y en el verano los fenómenos convectivos más intensos se producen en el Pirineo, Prepirineo, Cordillera Transversal y las llanuras del interior. Esto se debe a la diferente situación de las zonas con la máxima estabilidad, así durante la primavera y en verano se da tierra adentro donde las temperaturas son más elevadas. Así la marinada canaliza un flujo de aire caliente y húmedo a través de los valles de los ríos Ter, Fluvià y Muga, cuando este viento húmedo llega a los contrafuertes pirenaicos, entonces sube y se condensa dando lugar a nubes de tormenta, así el Pirineo Oriental es uno de los nidos de tormenta más importantes de la Península Ibérica. A finales de verano y en otoño el agua del mar muy cálida libera gran cantidad de calor latente, esta energía en contraste con el aire frío en capas medianas y altas (cuando tenemos una situación atmosférica favorable, gota fría, de un frente frío o una depresión mediterránea) alimenta las nubes de tormenta que pueden dar lugar a trombas de agua y riadas en la costa Brava y Maresme.

GETAULE@terra.es