Como la «yenka». Izquierda, derecha, un pasito adelante, otro para atrás y vuelta a empezar. La Conselleria de Sanidad no encuentra la fórmula capaz de acortar las esperas que sufren los valencianos que han de pasar por el quirófano. El número de pacientes que aguardaban ser operados ha aumentado un 7 % hasta julio. El promedio de demora se ha incrementado de 83 a 85 días. De 50.397 ciudadanos registrados a finales de 2012 se ha pasado a 53.973 contabilizados al concluir este último mes de junio, lo que implica un incremento del 7 %. Casi un 30 % de los pacientes que necesitan ser intervenidos pasa entre 90 y 180 días esperando la llamada del hospital. Y en algunos casos el desajuste del sistema se hace alarmante: el número de personas que sufren un retraso superior a seis meses para someterse a una artroscopia se ha duplicado en el primer semestre de 2013. Estos datos oficiales, facilitados el miércoles por la propia Generalitat, confirman que los esfuerzos realizados por el actual conseller, Manuel Llombart, para atajar el problema han sido insuficientes. En su defensa, el conseller alega que el promedio de espera quirúrgica valenciana es inferior a los 100 días de la media nacional y que esta demora no afecta en ningún caso a las intervenciones urgentes. Faltaría más. Lo relevante es que el primer plan de choque para desviar pacientes a las clínicas privadas no convenció a Llombart, que devolvió a los pacientes a los quirófanos públicos. Ahora vuelve a pensar en la sanidad privada. Y lo peor es que el conflicto sigue sin resolverse.