Los recortes para el próximo ejercicio afectarán también a los institutos tecnológicos, que perderán un 18,75 % de sus presupuestos: de los 32 millones consignados para este año a los 26 para 2014. Con el agravante añadido de que los fondos de este 2013 ni siquera se han llegado a percibir. Este tijeretazo pone aún más en aprietos el futuro de la actual red, que la Generalitat quiere renovar a fondo mediante fusiones y absorciones. Un proyecto que encuentra fuertes resistencias entre los responsables de muchos de estos institutos, más partidarios de fórmulas de cooperación y alianzas que de fusiones. Pero los problemas de financiación no proceden sólo del ajuste autonómico, sino que la Unión Europea reducirá a partir del próximo año sus aportaciones: si hasta ahora aportaba el 80 % para los programas que cofinanciaba, ahora rebajará su parte al 50 %, lo que significa que por cada euro que ponga Bruselas, el Consell deberá poner otro; un reparto que augura una sensible disminución de proyectos cofinanciados, dadas las estrecheces económicas del Ejecutivo autonómico. En todo caso, el nuevo panorama viene a poner en evidencia otra vez el contraste entre el discurso oficial sobre la necesidad de incentivar la investigación y la innovación como fórmula para salir de la crisis y la apuesta real que se refleja en los presupuestos, opuesta por ejemplo al incremento previsto por el País Vasco o Navarra. Y tampoco deja en mejor lugar a las propias empresas que deberían volcarse también en este ámbito, precisamente cuando los institutos tecnológicos están pensados para prestarles servicios en sus respectivos sectores.