Tendría gracia, pero macabra, que quien ha sido sostén de la propaganda del PP y cómplice en la ocultación de sus desmanes durante sus 18 años de mando autonómico, esa tele conocida como la valenciana, acabase convirtiéndose en su yugo electoral. Ese repentino incremento de la audiencia „Nou pasó el miércoles, con su autogestionada emisión, de un bostezante 3,8 % a un impactante 14 % que no se conocía desde 2006„ parece prometedor, sobre todo cuando los ojos que esconden esos porcentajes asistieron „atónitos, supongo„ a la revelación de una ristra de verdades ocultadas hasta el adocenamiento durante años. Pero no nos engañemos; seguramente será otro espejismo basado en ese axioma tan español del «¡tú a mí no, eh!» y del arranque de última hora. Es más, no deberíamos distraernos del debate de fondo: es inmoral acumular 1200 millones de deuda y crear plantillas estratosféricas manejando dineros públicos, y lo es creerse el dueño de la empresa y de la impunidad hasta el punto de matarla porque es mía. Pero lo es mucho más no buscar y empapelar a todos y cada uno de los responsables. ¿Hay algún juez de la Audiencia Nacional en la sala, por favor?