El cierre de la Televisión Valenciana es un duro golpe para la pilota. Sin duda. No tanto por lo que de beneficios materiales supone su presencia en la parrilla sino por lo que de orfandad emocional significa. La pilota estaba moribunda en los años sesenta y setenta. La TVE había extendido la afición a todos los deportes: universalizó en futbol „que ya era de masas„ y popularizó el baloncesto, el tenis, el balonmano€ La pelota a mano, la vasca, por supuesto, tenía una cita anual con la final del manomanista. Nada más.

Pero la valenciana no se conocía ni en la Gran Vía Fernando el Católico. Hasta que llegó TVV, que coincidió con Genovés y metió el deporte en todos los hogares. Ya no fuimos unos desconocidos. La TVV se convirtió, además, en un referente en el ámbito internacional de este deporte por su decidida apuesta con los europeos y mundiales. No faltaba en los hogares cada tarde del domingo. Todo eso se ha acabado con la decisión del gobierno de un partido que es el responsable del despilfarro y del latrocinio vivido en esta tierra en los últimos lustros.

Han acabado con las cajas de ahorros, cuidado que hay delito en ello, delito penal, me refiero. Y ahora, para rematar, desaparece un signo de identidad.

Y si los políticos no entienden de sentimientos no merecen ser políticos. Si es cierto que Montoro se negó a socorrer a Fabra para que éste no se viese obligado a una cirugía de caballo habrá que coincidir que los valencianos no pintamos nada en Madrid. Seguramente a esa hora Montoro estaría reunido con el conseller catalán de turno que anunciaba un aumento de la aportación de la Generalitat a su televisión. Son las diferencias entre quienes se plantan y quienes se arrodillan. La pilota sobrevivirá a este golpe. No tengo la menor duda. Pertenece nuestro deporte al alma de nuestras gentes y mientras haya un valenciano que quiera seguir siéndolo la pilota de vaqueta seguirá botando en calles y trinquetes. ¿Televisión? La habrá, sin duda. Quizás haya llegado el momento, porque la necesidad obliga, de plantearse nuevas fórmulas y más trabajo.

La pilota volverá a situarse en un escenario al que ya está acostumbrado: el de la ausencia de ayudas públicas. En eso hay que ponerse para poder ganar un futuro seguro. Ahora bien, que todos jueguen con las mismas armas. Si no hay subvención que no la haya para nadie: tampoco para el Valencia FC, por ejemplo.

Tiene la pilota gentes emprendedoras, aficionados repartidos por toda la geografía valenciana, espacio de expansión nacional e internacional en modalidades afines, para trabajar por ganarse un espacio propio.

Y canales de televisión dispuestos a ofrecer un producto que tiene su audiencia. Háganse las cosas con criterio e imaginación. De las grandes crisis pueden salir las mejores soluciones.