La Sareb, gestora de venta de inmuebles de los bancos atascados con el ladrillo, ha logrado vender en poco más de un mes cerca de 500 pisos en el secarral de Seseña (Toledo) en el que El Pocero levantó su imperio de barro. El secreto de tanta eficacia en tiempos en los que nadie tiene un euro es el reventón de los precios. Inquilinos con derecho a compra, nuevas familias y cazadores de gangas están beneficiándose de unos descuentos vertiginosos, más elevados cuanta mayor es la cantidad en metálico que están dispuestos a abonar los clientes: La Sareb no quiere más préstamos hipotecarios; quiene dinero para ingresar en las cuentas de sus bancos madre. Como dijo alguien a propósito de unos inmigrantes forzados a entrar en un avión de vuelta a su país, «teníamos un problema y lo hemos solucionado». Es lo que pensarán los responsables de las entidades rescatadas con el dinero de todos ahora que Europa ha decretado que ya no hace falta más ayuda. Menos mal.