La ministra de Fomento, Ana Pastor, parece estar empeñada en ralentizar una infraestructura vital para el relanzamiento de la economía valenciana en particular y de todo el arco mediterráneo en general. Cuando los valencianos ya nos habíamos resignado a aceptar que el desarrollo del eje atlántico tuviera la misma consideración que el mediterráneo a la hora de recibir las inversiones consignadas para las redes transeuropeas de transporte de mercancías, pese a la evidente diferencia de rentabilidad de una y otra infraestructura para los intereses generales de la economía española, salió la ministra de Fomento y expresó su interés en que uno y otro trazado ferroviario deberán compartir el presupuesto que asigne la Unión Europea con el desarrollo de otros proyectos como el AVE a Galicia.

No hemos salido de una y estamos en otra peor. El ministerio de Fomento, que dirige la gallega Ana Pastor, ha logrado colar in extremis en el mapa de las redes transeuropeas, aprobado el pasado martes por el Parlamento Europeo, el eje central desde Algeciras incluyendo el túnel pirenaico en el reglamento de las redes traseuropeas de transportes, en las que ya figuraban los ejes atlántico y mediterráneo. Finalmente ha sido determinante la obsesión de la ministra por la inclusión de una infraestructura reclamada insistentemente por cuatro barones del Partido Popular -Aguirre, Cospedal, Rudi y Monago- pese a que la obra exige horadar los Pirineos y Francia se niega a cofinanciar el proyecto por su elevado coste. Que en las últimas horas haya anunciado la ministra en Santiago de Compostela que el AVE a Galicia tendrá finalizada la obra civil el próximo año, con el consiguiente esfuerzo económico de unas famélicas arcas públicas, viene a confirmar hasta qué punto es prioritario para Ana Pastor el desarrollo del eje mediterráneo.