Dando por hecho (aunque no por derecho) que hay un policía global que nos vigila a todos, y está al corriente de cuanto decimos, y casi de cuanto pensamos, lo que al menos se debe exigir es que mantenga la paz que sea factible en el orbe, o aleje lo más posible la guerra, y en ese sentido el paso dado por EE UU con Irán va en la buena dirección, como ahora suele decirse. La guerra es la expresión genuina del espíritu del hombre, un animal depredador, belicoso y sanguinario como ningún otro, autosatisfecho encima de los logros obtenidos a través de esa depredación, y a lo más que se puede aspirar es a que baje la dosis de sangre en sangre. Una guerra evitada es siempre un pasito que, aunque no nos acerque a la paz, nos aleja del campo de batalla. Como es natural, nadie está conforme con esta paz, y todos se sienten defraudados, pues satisfacción de veras solo la proporciona matar al enemigo.