Carlos Fabra, condenado a cuatro años, ha dicho que si le espera la cárcel, aún esperará mucho. Instituciones Penitenciarias es como la Penélope de Serrat: ya aguardó diez años sólo para conseguir que los alguaciles sentaran a Fabra en el banquillo. Puede transcurrir otra década antes de que el tren penitenciario a Sing Sing pase por su apeadero y eso, a nuestras edades, puede significar la liberación definitiva: le deseo al reo una vida larga y feliz, pero no tan provechosa como hasta ahora, hombre, que deje algo para los demás, en los negocios y en los juegos de azar.

Fíjense en el mapa de la delincuencia política: además de Fabra y los alcaldes de Orihuela y Torrevieja, L. F. Cartagena y Hernández Mateo, hay tres cargos medios catalanes que se revolcaron en el pajar del caso Pallerols, condenados e indultados, y el primer presidente de una autonomía „Jaume Matas„, condenado a presidio (con las debidas cautelas y muchas más: sigue en la calle), aparte de Maria Antònia Munar, la única puesta a buen recaudo, tal vez por ser de un partido pequeño y periférico y gastar en sastrería y peluqueros más que la Familia Real al completo, hay mucho envidioso. Más la peña de los EREs andaluces, llevados al trullo con una diligencia que, francamente, se echa en falta en otros casos y Bárcenas que, como Atlas, carga sobre sus hombros ese planeta virtual que son las cuentas del PP.

Por ejemplo, en el caso Gürtel, que lleva casi tantos años en cartel como Cats en Broadway y, sin embargo, sólo ha logrado enjaular a forajidos de pequeño formato, grumetes de esa nave de gloriosos invitados que en la boda de Aznar/Agag tuvieron acceso directo a la momia de Felipe II. De hecho, las únicas víctimas del caso se dan, dato curioso, entre los más esforzados miembros de la judicatura y los policías de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal, a quienes han empezado a tratar como es debido: con ácido. Propongo una cárcel de lujo para VIPs en el Monte del Pardo, con piscina climatizada y que anime la construcción, la alta cocina y los buenos acabados. En régimen de multipropiedad.