En Junta de gobierno del pasado 22 de Noviembre se aprobó una moción de los concejales delegados de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible y de Devesa-Albufera, en la que solicitaba de la Confederación Hidrográfica del Júcar que informara sobre las circunstancias que ha llevado a la actual situación del Lago de la Albufera, así como la adopción de medidas oportunas para asegurar unos caudales y niveles de agua adecuados para cumplir los objetivos de recuperación y conservación establecidos en la normativa del protección del humedal. Esta petición municipal se realiza después de que con la «perellonà» de 2013 los niveles del lago se encontraran anormalmente bajos, alrededor de 33 a 38 cm por debajo del habitual.

Este aporte de agua solicitado de la CHJ, se estima necesario para acabar con las plagas que favorecen el bajo nivel del lago y mejorar la flora, fauna y la calidad de los cultivos. Pero el necesario nivel hídrico del lago para mantener el ecosistema no debería depender del buen año hidrológico, ni puede estar supeditado a la pertinente solicitud municipal de un aporte extraordinario por falta de lluvias. El nivel y la calidad de las aguas debería estar siempre garantizado y para ello existen órganos de gestión del parque, como la propia Junta Rectora que acoge en su seno a los propietarios e intereses sociales y económicos afectados, y que canaliza y coordina la participación de los organismos públicos de las distintas administraciones. Aunque en este caso no sabemos si lo ha hecho con la diligencia adecuada.

También hay otros órganos de gestión, que si estuvieran adaptados a la actualidad realidad social, algo hubiera podido decir como es el caso de la Junta de Desagüe de la Albufera, presidida por la Alcaldesa de Valencia, y regida por unas ordenanzas del año 1926, en cuyos órganos de decisión no están representados, todos y cada uno de los sectores e intereses afectados por las actuaciones tendentes a la gestión del sistema hídrico del Lago, sus caudales, niveles y sus sistemas de regulación.

Anacronismo que motivó la presentación de una moción del grupo socialista, rechazada por el equipo de gobierno, al pleno de 30 de marzo de 2012, para modificar las arcaicas ordenanzas y para que la gestión de los distintos sistemas de regulación, como desembocaduras, compuertas, instalaciones de bombeo y de los medios humanos y materiales para su ejecución, tuvieran carácter público, respetando y manteniendo la necesaria y periódica renovación hídrica y biológica del Lago de la Albufera.

Esta negativa del PP a la adecuación de ordenanzas y estructuras de La Junta de Desagüe, responsable de mantener el nivel hídrico del Lago, le permiten actuar al margen del propio Parque Natural y posibilita el que se produzcan situaciones como la actual, de importante déficit hídrico que ponen en peligro la estabilidad del Parque Natural de la Albufera.

Las soluciones existen. Solo falta la voluntad política de un equipo de gobierno que se quedó en 1926 y amenaza la supervivencia de un ecosistema que es la piedra angular de nuestro patrimonio natural. Es el Partido Popular de Valencia quien pone en peligro el futuro de la Albufera con tibieza a la hora de reclamar el aporte que le corresponde por justicia y solidaridad al lago. Un aporte que depende de instituciones controladas por ellos mismos como son la Confederación Hidrográfica del Júcar o la Conselleria de Medio Ambiente.

Los socialistas pedimos a Rita Barberá que se plante y reclame el aporte hídrico que el lago necesita. Pero, insistimos, hace falta un cambio estructural que garantice la supervivencia del parque desde el consenso que pasa por la necesaria adaptación de la Junta de Desagüe a la realidad económica y social para poder mantener en todo momento el necesario nivel hídrico de la Albufera.