Los botones de la cifra 9 del mando de la televisión en la Comunitat Valenciana quedan hoy huérfanos y sin uso tras el cierre de la emisora autonómica en un episodio de doce horas que, si no fuera por el fracaso colectivo que representa y las 1.700 tragedias personales que provoca, constituiría una mezcla de «El verdugo» de Berlanga y Pepe Gotera y Otilio del genial Ibáñez. El encargado de apagar la señal resultó tener sentimientos y dio media vuelta; los liquidadores, tanto los políticos como los administrativos, exhibieron sus vergüenzas prolongando con su torpeza un espectáculo angustioso. Cerrado el capítulo „que no el serial„ habrá que dejar sin uso el botón 9 hasta que un día, pronto o tarde, sea posible otra televisión pública valenciana profesional y de servicio, que muestre las cosas como son y no como algunos quieran mostrarlas y en la que no haya más voz de los amos que la de los ciudadanos que la sostengan con sus impuestos y con su aprecio.