Los Monty Python se unen 30 años después para presentar un espectáculo que ha levantado tanta expectación que las 20.000 entradas puestas a la venta se agotaron en un minuto. Cómo se echa de menos el humor de los capítulos de la serie de la BBC «Monty Python's Flying Circus» o de las películas desternillantes «La vida de Brian», «Los caballeros de la mesa cuadrada» o «El sentido de la vida». Fueron brillantes, valientes, absurdos y sobre todo visionarios. Su histriónico humor con una gran carga de crítica social supuso un impacto intelectual para una generación que ya en los 70 se atrevió a reírse de la religión, de la historia o de la muerte. Hasta el funeral de Grahan Chapman, que murió a los 48 años (lo recordarán en el personaje de Brian), fue para partirse de risa. Sus sketches más absurdos hoy siguen vigentes. Podría imaginar a estos genios parodiando el cierre de una televisión, los sobresueldos o las promesas incumplidas. Me reiría a gusto con su excentricidad y descaro, pero el abrupto fundido a negro de RTVV y la salida de Miguel Ricart de la cárcel me dice que nunca segundas partes fueron buenas.