Vamos a suponer que un martes o un miércoles cualquiera llega la policía a su casa con una orden del juez para proceder a un registro. Vamos a imaginar que los agentes permanecen en el interior de su piso trece o catorce horas entrando y saliendo con cajas llenas de documentación. Ya puestos a fantasear, vamos a figurarnos que todos esos papeles llevaba pidiéndoselos a usted el magistrado que le investiga por la supuesta comisión de delitos muy graves. Como es lógico, los vecinos se extrañarían del movimiento policial. También sus hijos de usted, su mujer o su marido de usted, su entorno en general.

„ ¿Qué ocurre, por qué registran tu vivienda? „le preguntarían con mayor o menor tacto.

„ Nada „respondería usted„ ººen realidad no se trata de un registro, sino de un acto de colaboración con la justicia.

„ ¿Seguro?

„ Sí, sí, me encanta colaborar con la justicia, de modo que me presto a ello siempre que me lo piden.

Parece un disparate, ¿no?, y lo es sin duda alguna. Pues bien, ahora imagínese que lo descrito más arriba le ocurre a un partido político que además está gobernando. O sea, que llega la policía y revisa todos los cajones y todos los discos duros y todas las carpetas por orden del juez, que está harto de que no le proporcionen la documentación que ha pedido hace siete meses. Documentación, por si fuera poco, relacionada con la posible comisión de delitos gravísimos, más graves si los ha perpetrado una institución obligada a dar ejemplo de honestidad.

Pues bien, eso ha ocurrido frente al estupor de los contribuyentes y sin que los responsables del partido sometido al cacheo hayan dado una explicación que no resultara delirante.

„ Es normal „dicen„ se trata de un caso de colaboración con la justicia. Le puede pasar a cualquiera

Y como lo dicen sin que se les cambie el color de la cara, uno no tiene más remedio que dudar de su propia salud mental. Porque o están locos ellos o estoy loco yo. Casi al mismo tiempo de que eso sucede en Madrid, en Sevilla se pone también patas arriba la sede UGT. Pero también es normal. No pasa nada.

En fin.