Lasta de lamentos. De hecho, no voy a tramitar ninguna queja más al Síndic de Greuges, figura destinada a salvarnos de los atropellos de ayuntamientos y de la Generalitat. Si alguien no lo remedia, la persona encargada por velar de que no abusen de nosotros más de la cuenta será un venerable señor de unos 76 años que ha sido parlamentario autonómico, senador y diputado al Congreso ¡siete! legislaturas; casi tres décadas votando a mano alzada por las siglas del PP de las que ahora nos tiene que preservar. Se acabó. Uno tiene su dignidad. José Cholbi, que opta ahora a la reelección por otro puñado de años, fue en su tiempo jefe de centuria falangista y alto cargo en el último gobierno de la dictadura franquista. El rabosot de la Marina, como le llaman algunos, tiene la misión de morder a sus antiguos correligionarios para salvar a discapacitados, viudas y ciudadanos que han sufrido una injusticia burocrática y que necesitan amparo de un tipo valiente e independiente. Puede ser cierta su rehabilitación democrática, pero la podría demostrar en otro cargo menos sensible. ¿Por qué no una catedrática de Ética, como Adela Cortina, para ese cargo?

Tenemos políticos hasta en la sopa. Si vas a quejarte a la Defensora del Pueblo de España, más de lo mismo, te encuentras a una exalcaldesa popular de Sevilla. Estamos rodeados. Su predecesor fue también ministro con el PSOE. Los suecos deben estar muertos de risa al ver los perfiles de nuestros ombudsman, una institución creada por ellos hace un montón de tiempo. Parece que no hay manera de desalojar a los políticos de algunos cargos en los que apenas alcanzan para firmar sin leer los informes técnicos a fin de mes. ¿Qué hace un licenciado en Políticas como Fernando Castelló, exconseller de Zaplana, en el Consejo de Seguridad Nuclear? ¿Nos salvará de una fuga radioactiva? Lo dudo.

Dos exministras del PP, Ana Palacio e Isabel Tocino, han ingresado en el consejo de administración de Enagás. Abróchense los cinturones. Me huelo que se inventarán un déficit tarifario gasista para pagar religiosamente no sé qué pecado original energético. Y ya nos les hablo del ridículo del Consell Jurídic i Consultiu (el expresident Camps fue uno de sus últimos fichajes) a cuenta del Diccionari de la AVL. ¿Qué hemos hecho para merecer todo esto? Si votan de nuevo a Cholbi, juro que me hago de Legálitas o empiezo a ahorrar para pagar la minuta del rey de los procesados ilustres, el penalista Javier Boix, pero yo a esa institución establecida en Alicante no me quejo de nada por si las moscas. ¿Ayudará Cholbi a pararle los pies a la retrógrada alcaldesa valenciana, Rita Barberá, que no deja abrir una fosa para que una familia exhume el cuerpo de su antepasado, víctima de la represión franquista? Ellos se lo guisan, ellos se lo comen. Ya puestos, ¿por qué no nombran a Cholbi Síndic con carácter vitalicio?