Arias Cañete deja caer en Valencia que no será el cabeza de lista del PP a las europeas. Luego se da cuenta de que acaba de descartarse y rectifica, ni sí ni no. Al final será lo que diga Rajoy, como es lógico. El presidente sabe que su ministro de Agricultura y Medio Ambiente puede ser comisario europeo, o vicepresidente de la Comisión, pero para ello no necesita ser número 1 de la lista. Ni ir en ella. Y él no quiere cambiar el Gobierno. Otra cosa es que elijan a Cañete desde Bruselas. En el PP no lo tienen por buen candidato. Es uno de los miembros del Ejecutivo con mayor fortuna personal, y confiesa en público que cuando no está gestionando se detiene a disfrutar su colección de coches antiguos, que no es como hacer la de los cromos de la Liga de Fútbol. Con tanto parado, tanta pobreza y tanto cabreado, Cañete no acaba de dar el perfil de cartel electoral. En Andalucía han tenido que apear a Arenas porque aún se tiene de él la imagen de un señorito. Ellos verán. Pero tanto miramiento abre hueco a González Pons hacia el número 1. Al tiempo.