Mónica Bagrado, la nueva presidenta del Consejo Social de la UPV, llega con ideas renovadoras. O al menos eso cree ella. Comparte los ideales transatlánticos del rector, Francisco Mora: el MIT de Boston y la Universidad de Harvard. Sus objetivos: transformar la UPV en una empresa. Su vocabulario: modelo de negocio, optimizar beneficios, presupuesto, dinero, visión global, identificación de clientes, etc.

Pero la Sra. Bagrado está mal informada. Tantos años en el mundo mercantil le han hecho olvidar, o quizás nunca lo aprendió, que la Universidad no es ni debe ser una empresa. Es bastante más: Mater et magistra (Ciencia y docencia). Por eso, lo que debemos de hacer, ante todo, es investigar mucho y bien, captando recursos de donde sea (públicos y privados) y transferir conocimiento (a alumnos y a empresas). Algo Sra. Bagrado habría que recordarle de lo que decía Ortega, nada sospechoso por ser un liberal, pero claro está, un hombre cabal, de cuál debía ser la misión de la Universidad: formación de los profesionales, investigación y difusión de la cultura. Aplíqueselo Sra. Bagrado y las cosas irán por buen camino.

Por cierto, se dice que aunque como usted misma afirma «la situación actual no es la mejor» su primera decisión ha sido hacer que cambien los muebles de su despacho. ¡Qué poco innovador! Incluso en el caso, poco probable, de que el coste hubiese sido sufragado con los primeros beneficios de sus revolucionarios métodos. A buen seguro, no habrá sido así y nos tememos que el coste habrá ido a cargo de los contribuyentes.