El 1 de mayo constituye una fecha marcada en el calendario para reivindicar la esforzada labor diaria que realizan millones de españoles en sus puestos de trabajo. También, por supuesto, para reclamar empleo para aquellos otros que lo buscan con perseverancia, en muchas ocasiones viviendo situaciones personales y familiares dramáticas, y no lo encuentran. La principal reclamación y premisa que ha de guiar esta jornada debe ser, desde luego, la creación de puestos de trabajo.

El Día Internacional de los Trabajadores sirve, del mismo modo, para subrayar la constante tarea que miles de empleados desarrollan, jornada a jornada, con el único objetivo de que sus compañeros dispongan de un puesto de trabajo digno. Con una elevada carga de vocación y pasión en su labor, reclaman sin descanso condiciones y salarios justos. Me refiero a los representantes sindicales.

La opción de sindicalista nunca ha sido fácil ni cómoda. En estos convulsos tiempos de crisis social, económica y también de valores, esta tarea se complica todavía más. Por ese motivo, en la actual coyuntura, me gustaría resaltar el quehacer diario y felicitar a quien decide dar el paso para ejercer de delegado sindical. Lo hace con la conciencia de que esta labor implicará muchas preocupaciones y no pocos desvelos. Que le obligará constantemente a dedicar su tiempo y energía a defender a sus compañeros.

Y lo hará con seriedad, responsabilidad, honradez y profesionalidad. Cuanto menos estas cuatro premisas son las que exigimos desde CSI·F para desempeñar esta importante labor. El sindicalista debe resultar útil a sus compañeros, siempre desde la transparencia, la cercanía y la eficacia. El bienestar de los trabajadores constituye su misión. Esforzarse por conseguirlo se convierte en su compromiso desde el momento en que ejerce de delegado. Y la mejor recompensa, alcanzar ese bienestar colectivo.

En el contexto actual la labor del representante sindical resulta más importante si cabe para facilitar el avance en la recuperación de la estabilidad en el empleo, el rescate de la pérdida económica y social, la reconquista del prestigio profesional y la salvación de tantos derechos que todavía siguen en riesgo.

Por todos estos motivos, en el Día Internacional de los Trabajadores que hoy conmemoramos quiero recordar a todos los ciudadanos de la Comunidad Valenciana que cada jornada se esfuerzan en su trabajo y a aquellos que lo hacen por conseguir un empleo, pero también quiero felicitar a los representantes sindicales. Su tarea resulta fundamental para que todos recuperemos la senda del progreso y del bienestar.