El ferrocarril no remonta la cuota de mercado en el transporte de mercancías a pesar de que su competencia más directa, el transporte por carretera, lleva varios años desplomándose con porcentajes cercanos a los dos dígitos. Si bien gran parte de este desplome hay que buscarlo en la caída del consumo interno, otro porcentaje nada despreciable tiene mucho que ver con las actuales infraestructuras, especialmente las ferroviarias. Hay un hecho que resulta irrefutable: la pérdida de capacidad del transporte por carretera, que ha perdido prácticamente la cuarta parte de su flota en los últimos años en la Comunitat Valenciana, no ha ido acompañado, ni tan siquiera, con un ligero repunte del ferrocarril. Y eso que los principales sectores exportadores, como son el agroalimentario y el de la industria de la automoción, llevan ya muchos meses creciendo a un fuerte ritmo. La respuesta hay que buscarla en la deficiente red ferroviaria y en el cuello de botella que supone Vandellós dentro del deseado Corredor Mediterráneo, cuya variante hasta Tarragona lleva más de diez años en obras, y en la situación del resto de la infraestructura en la Comunitat Valenciana, cuyo primer tramo entre Moncofa y Castelló „el famoso tercer hilo„ va a iniciarse ahora. En estas circunstancias y con una supuesta liberalización del sector, que los operadores califican de ficticia por el férreo control que siguen ejerciendo Renfe y Adif, resulta muy difícil que el transporte de mercancías por ferrocarril resulte competitivo y pueda llegar a ganar la cuota de mercado a la que aspiran Bruselas y el Gobierno.