Cuando aún continúa el malestar por las declaraciones de Francisco Miralles, secretario general de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), en las que dijo que las enfermeras son profesionales «con un rango inferior» y, por ello, no pueden estar por encima del médico en las Unidades de Gestión Clínica, aparece ahora el médico Vicente Gasull, presidente autonómico de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen-CV), que pide dar más protagonismo a la Atención Primaria (AP), cuestión que compartimos, y mayor responsabilidad a los médicos de familia, porque, alega, tienen en sus manos el justo y equitativo reparto de los recursos sanitarios y, por tanto, deben ser ellos los responsables de su uso adecuado.

Dos posicionamientos anti-enfermería que se unen al del médico Javier Castrodeza, al frente de la Dirección General de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, al presentar una cronología para implantar las especialidades de Enfermería inaceptable porque demora hasta 2024 el desarrollo completo de las mismas que comenzó en 1987, con el Real Decreto de Especialidades de Enfermería, sustituido por otro en 2005. Esto se suma a la propuesta de José Martínez Olmos, médico y portavoz de Sanidad del PSOE en el Congreso, que presentó recientemente una iniciativa para que se elabore una nueva estrategia que modernice la AP, al tiempo que pide medidas para relanzar la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria, haciéndola más atractiva para los médicos que acceden al MIR.

Son cuatro muestras evidentes de que algo está pasando en el colectivo médico con respecto a enfermería. A la CESM le viene muy bien acudir a las elecciones sindicales coligado con enfermería bajo el nombre de Cemsatse para obtener su rédito correspondiente a pesar de tildar a las enfermeras de «profesionales de rango inferior». Los de Semergen-CV siguen enrocados en la figura trasnochada del médico como único valedor del sistema sanitario. Al Gobierno le da igual que la profesión enfermera lleve 27 años sin un cuadro ultimado de especialidades y propone finalizarlo, en el mejor de los casos, en 2024. Y el PSOE se preocupa por hacer más atractiva la AP a los MIR, olvidando la falta de plazas para Enfermería Familiar y Comunitaria, a pesar de que las primeras promociones ya han acabado su formación y no tienen plazas laborales donde ejercer y, además, sigue sin convocarse su prueba de evaluación de la competencia.

Ante tales cuestiones hay que decir que ¡ya está bien de tanto atropello profesional! Enfermería está harta de tanto menosprecio por parte de algunos médicos que trabajan para su sindicato, la Administración o incluso para los partidos políticos. No se puede generalizar, pero resulta que los que tienen el poder son los que piensan y actúan de manera tan perjudicial para enfermería. Este panorama debería hacer reflexionar a la enfermería española. Colegios profesionales, sindicatos, asociaciones y sociedades científicas, así como a escuelas y facultades de Ciencias de la Salud. Se debe exigir respeto y reconocimiento para la profesión enfermera. La época en la que las enfermeras eran consideradas subalternas de los médicos y su ejercicio profesional se limitaba poco más que a unas cuantas técnicas ha quedado muy atrás, aunque a muchos les cueste aceptarlo. La atención sociosanitaria evoluciona a marchas forzadas, pero algunos médicos siguen anclados en modelos obsoletos.

La sostenibilidad del sistema no pasa sólo por potenciar la figura del médico; de hacerlo se cometería un grave error de estrategia política. Un título de Medicina o de Enfermería no capacita para la gestión de recursos y/o personas. El sistema sanitario del siglo XXI exige una nueva perspectiva profesional de enfermeras y médicos junto con otros profesionales sanitarios, capaces de hacer frente a retos como la cronicidad o el envejecimiento. En estos aspectos, el cuidar y el curar deben ir de la mano y no uno detrás de otro; no obstante si hubiera que priorizar, considero que con el contexto social que tenemos habría que apostar más y mejor por el cuidar.