El barrio de El Cabanyal alberga en su interior un conjunto urbano calificado como histórico protegido por el PGOU vigente que se extiende prácticamente sobre toda la superficie comprendida entre el eje de Serrería y la calle del Dr Lluch y que incluye a la calle San Pedro que, junto a las calles Rosario en la zona del Canyamelar y Tramoyeres y Nicolau de Monsoriu en el Cap de França, son las calles fundacionales del barrio y origen de todo su posterior desarrollo. Parte de este conjunto histórico protegido es Patrimonio Español tras su declaración como Bien de Interés Cultural en 1993.

El pasado 20 de mayo en el Aula Magna de la Universitat de València, presenté en nombre de la Plataforma Salvem El Cabanyal la propuesta Prolongar El Cabanyal. La propuesta contó con el apoyo de la Associació de Veïns Cabanyal-Canyamelar, la Asociación de Comerciantes, Industriales y Profesionales del Marítimo y la Asociación de Vendedores del Mercado del Cabanyal.

El paradigma según el cual todo plan de intervención en la ciudad construida y poblada conlleva infligir costes sociales en aras del bien común, oculta que ese bien común se identifica con el beneficio de determinadas clases sociales a costa del sacrificio exigido a las clases sociales con rentas más bajas. Prolongar El Cabanyal es una herramienta para facilitar la participación ciudadana que al incorporar a la población y buscar soluciones compatibles con la obtención de beneficios sociales para todos, transforma el dilema entre la conservación del barrio o la prolongación de la avenida, en un problema de tratamiento más complejo pero más fértil para el bien común sin engañifas.

Prolongar El Cabanyal parte de un diagnóstico de la situación actual del barrio para detectar problemas y oportunidades. Tras el diagnóstico, Prolongar El Cabanyal establece una dirección a seguir para transformar los problemas en oportunidades para el progreso de su población evitando su sustitución; este progreso irá ligado al de la ciudad a la que pertenecen. Para ello, se proponen planes operativos sucesivos, cuya urgencia y formulación se regularán por procesos de participación ciudadana. La ejecución gradual de estos planes operativos servirá para incorporar eficazmente el barrio y su población al dinamismo de la Valencia del siglo XXI, respetando sus características patrimoniales, potenciando su función histórica de acceso a la playa la única playa urbana que le queda a la ciudad y agregando nuevas funciones que aprovechen la situación de El Cabanyal en la confluencia de las actividades generadas por el puerto y los campus de las universidades públicas.

Uno de estos planes operativos urgentes tendría como ámbito de actuación una de las calles fundacionales del barrio: la calle San Pedro. La trama en retícula característica de El Cabanyal se extiende a un lado y a otro de la mencionada calle, pero las travesías que deberían llegar desde la playa hasta el eje de Serrería, límite de la estructura urbana de El Cabanyal, han estado interrumpidas por el caserío que se asienta en las 64 parcelas de sus números impares.

El ayuntamiento ha ido comprando propiedades en 57 de esas parcelas y, en aplicación de un plan para prolongar la avenida de Blasco Ibáñez a costa de la destrucción del barrio, ha procedido al abandono o derribo de la mayoría de ellas, de forma que desde 1998 se ha pasado de 8 a 35 solares y de 10 a 18 edificios en mal estado en la actualidad. Este proceso ha permitido visualizar la continuidad de las travesías, pero el caserío ha dejado en su lugar vacíos desoladores y problemas sociales para la población que aún vive en las casas que permanecen. El destino actual de estas casas es hacer más grande el vacío (que seguirá siendo desolador, se llame «bulevar» o «plaza alargada») a costa del sufrimiento de los vecinos que a pesar de las dificultades, las han mantenido en condiciones de habitabilidad y decoro, impidiendo la total desolación.

Prolongar El Cabanyal propone invertir el proceso de desaparición de la calle San Pedro mediante un plan operativo para su regeneración asegurando la continuidad de las travesías. La reconstrucción de una de sus calles fundacionales, reforzará la autoestima de la población y servirá de aliciente para la regeneración del barrio y de su tejido social, necesitado de estímulos y no de demoliciones para seguir estando vivo.

El obligado proceso de participación ciudadana, determinará el contenido del proyecto que además de viviendas y dada la magnitud de los vacíos existentes, podría incorporar en los más grandes los equipamientos asistenciales y socio-culturales que necesitan los habitantes afectados por toda la desolación causada por el plan municipal; tanto para que los que han permanecido en sus casas desde antes del plan superen sus consecuencias, como para que los recién llegados con voluntad de permanencia aprendan a ser nuevos pobladores del barrio.

La deseable regeneración de la calle San Pedro es posible; solo falta decisión política para, una vez derogado el plan municipal por expoliador, iniciar el proceso de participación ciudadana y utilizar las disposiciones del Plan General vigente para cambiar el destino de las propiedades municipales.