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Julio Monreal

El valor de las primarias

Despejada la cuestión del líder y compuesto un equipo para afrontar la nueva etapa, al PSOE le queda un otoño por lo menos templado en el que tendrá que lidiar el toro de las primarias. En el congreso extraordinario que se celebra entre hoy y mañana en Madrid no se aborda esa cuestión; solo se cubre de incienso a Pedro Sánchez tras su victoria en las elecciones a secretario general socialista. Las navajas vendrán después.

Los ortodoxos señalan que las primarias para elegir a los candidatos a las próximas citas con las urnas no están recogidas en los estatutos del partido. Los heterodoxos responden que tampoco estaba en el texto la votación directa del líder con el régimen de ´un militante, un voto´. Así que, como dicen en la NBA cuando los dos equipos empatan durante el juego, partido nuevo.

El secretario socialista valenciano, Joaquim Puig, está convencido de que la democracia interna fortalece el partido y apuesta por las primarias. Pero la presidenta andaluza, en su reciente visita a Valencia, dejó claro en público y delante de su anfitrión que él tiene derecho a pensar así, pero ella no está de acuerdo. Susana Díaz ganó las primarias andaluzas como única aspirante. No se llegó a votar. Ximo Puig venció en la pugna con Toni Gaspar y está dispuesto a tensar el partido para que sus candidatos, o al menos algunos, sean elegidos en unas primarias.

El PSOE no puede estar subrayando todo el día que es el partido de la mayor democracia interna frente al PP del «dedazo», si al alcanzar el liderato sus cabezas eliminan el procedimiento del que presumen. Primarias hasta que gano yo y luego la nada. La federación valenciana puede convertirse en la excepción gracias a Puig. Y eso hablará bien de él aunque le cause algún problema. En Valencia ciudad, por ejemplo, los resultados de las elecciones a secretario general reflejan una mayoría distinta de la del «aparato», que podría llegar a complicar la nominación de Joan Calabuig para la alcaldía. Al PSOE le toca decidir si las primarias han de ser un camino sin retorno o un eslogan electoral más que poder incumplir.

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