No hay duda de que los datos de la última EPA son globalmente positivos con una sensible reducción del número de parados. Pero cualquiera atento a lo que de verdad ocurre en la calle será consciente de lo que las grandes cifras maquillan: ese empleo es en gran parte precario. De hecho, según los datos más pormenorizados, dos de cada tres contratos firmados en la Comunitat Valenciana en el segundo trimestre son temporales o a tiempo parcial. Al margen del momentáneo alivio que esos contratos suponen para los beneficiados, lo bien cierto es que el mercado laboral español sigue sin poder dar una respuesta firme al drama del paro. Las condiciones de esos nuevos empleos aún no permiten trazar proyectos de futuro a los trabajadores más allá del limitado horizonte temporal de sus contratos. Y así resulta complicado estimular el consumo y la economía. Aún queda demasiado trecho por recorrer como para echar alegremente las campanas al vuelo.
