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Europa, Europa

Cuando se lee en qué consiste la actual Unión Europea, opinadores y políticos varios quieren vendernos la ficción de avances hacia la Europa federal. Después, con el paso del tiempo, se aprecian los contornos de la realidad de manera clara. Durante semanas, la opinión pública europeísta (en España y en el continente) hizo campaña contra el primer ministro británico, David Cameron, ante sus intentos de vetar a Jean Claude Juncker como presidente de la Comisión, pese a ser el candidato de la formación más votada en las últimas elecciones al Parlamento Europeo. Fue un triunfo. Sin embargo, cuando ha llegado la hora de escoger a los miembros de la Comisión, ha vuelto el mercado persa habitual? bajo control de las cancillerías nacionales.

Así pasó con el nombramiento de la nueva (e inexperta) Alta Representante de Exteriores de la Unión Europea, la italiana Federica Mogherini (elegida tras exitosas presiones del primer ministro Renzi) y lo mismo está sucediendo en la disputa por las comisarías, en la que Juncker debe lidiar con intereses nacionales y cuotas de partido y de género.

En esta situación, nuestra prensa de información general (en una mezcla de manipulación y ficción) daba por hecho el nombramiento de Luis de Guindos como nuevo presidente del Eurogrupo, tras el «apoyo» de Angela Merkel durante su reciente peregrinaje a Santiago. Pero, como ha dicho el actual ocupante del cargo, el holandés (y representante de uno de los socios históricos de Alemania) Jeroen Dijsselbloem, seguirá en el cargo hasta julio de 2015, replicando que las presiones de España para ocupar el cargo «no son buenas para el Eurogrupo». Así que no: ni la Unión Europea avanza hacia el federalismo, ni España recupera influencia en Bruselas. Ficción y realidad.

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