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Izquierda atacada

La fontanería del PP ha desatado los nervios de la izquierda valenciana con un sondeo que dice que Podemos tendrá más votos que el PSPV. La pugna por dirigir el «zurdopartito» será dura

La máquina electoral del PP, siempre poderosa, se ha puesto en marcha con toda intensidad sobre dos columnas, la interior y la exterior. Dentro de casa, Alberto Fabra y su equipo han apretado el acelerador de Don Limpio y en un sólo día se han merendado a David Serra, que dimite y reduce a dos el número de diputados imputados en las Corts Valencianes, y a Francisco Martínez, todopoderoso vicepresidente de la Diputación de Castelló implicado en un turbio asunto de una depuradora (como no podía ser de otra manera).

En el apartado de acción exterior, una encuesta convenientemente filtrada por el aparato fontaneril ha puesto a toda la izquierda valenciana al borde de un ataque de nervios. Dicen que el PP mantiene el 30 % de los votos y que Podemos supera en apoyo al PSPV-PSOE, convirtiéndose en la segunda fuerza política valenciana con un 20 % de representación. La dinamita ha estallado y producido los daños esperados: silencio incrédulo en las filas socialistas, estupor en Compromís y pánico en Esquerra Unida, donde su coordinadora Marga Sanz habla ya todos los días de alianza con los de la coleta, temerosa de que engullan a su coalición ahora que levantaba cabeza.

Los socialistas se creen muy seguros de sí mismos, porque tienen una marca sólida y piensan que no pueden ir a menos. Juega a su favor que Podemos sea otra marca pero sin cara autonómica (suena la de José Manuel Copete, de Alicante), pero no parecen muy conscientes de que en las próximas elecciones se ventila ni más ni menos que si futuro.

Compromís tiene la ventaja sobre sus socios del «zurdopartito» (como dice Fabra), de que se le percibe con un acusado componente nacionalista, aunque eso beneficie especialmente a la mitad que dirige Enric Morera, puesto que las dos líderes que le dieron esplendor, Mónica Oltra y Mireia Mollà, encajarían más en Podemos que el propio Pablo Iglesias.

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