VR. Ventura-Meliàalencia no da para muchas sorpresas y menos en septiembre „la lluvia raquítica es la perfecta metáfora de todo el resto„ así que darme de bruces con Bernard Plossu, el fotógrafo francés, en la plaza del Horno de San Nicolás, una tarde tórrida, fue como un regalo del azar. Venía por asuntos profesionales, como otras veces y tiene querencia por ese rincón del Colegio Mayor Rector Peset. Así que enhebramos una charla, de pie, yo observado su melena de largos y canosos cabellos, de profesor chiflado.

Por la tarde era cuando tenía la presentación de su nuevo libro, un mamotreto que reúne su obra mejicana. Es un monumento que ha editado Televisa, ese gigante de la comunicación que fundó Emilio Azcárraga con el valenciano (de Betxí) Luis del Llano Palmer, uno grande de veras, como cuenta Manuel García en Memorias de posguerra (PUV). Todo México desfila por sus páginas, desde que hizo una escapada, cuando residía con papá en California. Plossu me indicaba cómo sus instantáneas son parientes de las de Luis Buñuel o los hermanos Mayo, sobre los que llevaba el librito publicado por García en La Vuelta del Ruiseñor. Sí, hay parentesco, todos salen a la calle y México se lo da, salta a los ojos.

Como al día siguiente „serían las 8:30„ nos encontramos de nuevo, bandeja en mano, para lo del desayuno sería, como en el corral de la posada, él muy sorpresivo, se fue a su cámara y trajo «mi más pequeño libro». Me dejó un poco con la boca abierta, puesto que eran fotos de Isabelle Huppert, buena amiga suya, coleccionista de fotos de Cartier-Bresson o Depardon... y suyas. Me entretuve, mientras le di a hojear un libro sobre jardines de Italia, desde Garda a Calabria. Él masticaba su croissant, nada francés. Y no paramos de hablar sobre nuestro encuentro con la actriz, en el Palau de Berbedel, durante la Mostra. O desencuentro, porque estaba cortante, distante, medida, iba muy profesional, a lo suyo. Bernard lo había olvidado. Yo no olvido ni perdono. Soy más siciliano (mi segundo apellido). Pero el librito tiene su encanto, él usa el «flou» para ella, tan dura. Lo ha editado Gonzalo Sicre en La Naval de Cartagena. Y como otros, el de Albarracín o En Valencia, en 2008, me lo dedicó, amablemente. Así comienza la rentrée, por casualidad. Y me parece mucho.

Claro que había ido a ver la noche del jueves pasado al actor vasco Asier Etxeandia. Lo tenía muy admirado por el Hamlet y por Las amistades peligrosas. Es un monstruo, que durante 2 horas y un cuarto se apodera del público. Con tango, rock, bolero o haciendo el loco y remedando a Janis Joplin, Tom Jones o Chavela Vargas (me hizo temblar, sí). Esa sí que ha sido la rentrée al teatro, antes de que la propia temporada levantara el telón en el mismo Olympia. No hay otro así y no lo hubo. Veremos qué sigue en las escena valenciana a este bólido de arte y provocación. Sólo pido que vuelva El intérprete.