Que en pleno siglo XXI un grupo de padres proteste porque un monitor de actividades extraescolares sea negro parecería un hecho insólito y extemporáneo si la localidad donde se produjera no fuera uno de los focos con mayor militancia de extrema derecha de la Comunitat Valenciana. Militancia que recoge sobre todo el partido de José Luis Roberto España 2000 que sigue el mismo patrón que el que aplicó ya en aquellos municipios donde obtuvo concejales hace cuatro años: Silla y Onda.

La estrategia de la extrema derecha valenciana está clara y es siempre la misma: los pueblos con más tasa de paro, mayor inmigración y una significativa pérdida de votos de los dos partidos políticos mayoritarios, sobre todo del PP, ofrecen las condiciones más propicias para obtener rédito electoral. Un modelo que sigue de cerca el del Frente Nacional en Francia y que considera a los municipios como punto de partida para crecer como formación política y aumentar su presencia mediática siempre con pequeñas acciones, aparentemente inofensivas, que le conceden visibilidad, normalización y credibilidad en el terreno político.

Se trata de un maquillaje que enmascara su imagen como partido de acción violenta asociado al régimen franquista, sus símbolos e ideario. Ahora ha aprendido que, a pie de calle y en las distancias cortas, puede obtener más beneficios si avivan lemas más populares y con más enganche emocional entre una ciudadanía harta y decepcionada, en especial los jóvenes. De ahí su presencia desde hace tres años en las fiestas locales de Xirivella con una caseta propia, como el resto de asociaciones y partidos, o su fallido intento de celebrar una jornada de boxeo y un reparto de comida sólo para «nacionales» como el que realizaron en Valencia.

España 2000 se está movilizando para las elecciones locales y autonómicas y tiene muy claro dónde puede obtener votos siguiendo el modelo que en Xirivella le hizo quedar en 2011 por detrás de Compromís, aunque sin concejales: en estos últimos cuatro años, el PP ha perdido en esa localidad casi 5.000 votos y el PSOE unos 1.500, la tasa de paro es de las más altas de la provincia (el 18 %) y, aunque la inmigración es del 9 % y no se han producido conflictos de convivencia, el partido de Roberto no deja de repetir su motto del «exceso de inmigrantes».

Las casualidades no existen en las elecciones, y mucho menos cuando se trata de racismo y xenofobia. Los frutos no llegan solos y España 2000 ha empezado a abonar su suelo plebiscitario con un compost ideológico enriquecido por proclamas antiinmigratorias, alimentado por un paro que sólo retrocede en favor de la precarización laboral y favorecido por un clima de descontento y fragmentación política más que evidente en la Comunitat.