Mientras decidimos si Cataluña se va o se queda, si tenemos que reclamar más o menos financiación, si de verdad la recuperación económica tiene unas raíces agarradas... casi una cuarta parte de los valencianos está ya por debajo del umbral de la pobreza; y Cáritas lleva atendidos en España a 600.000 personas más que un año antes, también en situación precaria. Esta situación realmente dramática y que cualquiera puede percibir en la calle se encuentra, sin embargo, fuera de la agenda de debate político. No así, sin embargo, del debate ciudadano, del que tiene como escenario el mercado, la cafetería o el banco del parque, porque no se puede ni ir a la cafetería y a lo mejor tampoco al mercado.
Aumentan los castigados por la crisis al mismo tiempo que la brecha social: los ricos son cada vez más ricos mientras los pobres son cada vez más numerosos y más pobres. Ése es el caldo de cultivo que puede llevar a un estallido social o incluso al colapso del sistema, tal como han advertido voces tan poco sospechosas de anticapitalismo como Warren Buffett. Pero la cuestión sigue fuera de la agenda. Peligrosamente fuera.
