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FLA valenciano e independencia catalana

Las probabilidades de que Cataluña se independice no son nulas. Entre otras muchas preguntas a hacerse desde Valencia está si debe haber FLA para quienes quieran marcharse. Ambas, Generalitat Valenciana (GV) y Generalitat Catalana (GC) supondrán mas del 60 % del FLA de 2014. No es ser anticatalanista, ni en las vísceras, ni en la cabeza, entrever lo que pueda afectarnos.

La lengua se practica, los sentimientos no son cuantificables, la historia se interpreta, pero las cifras de las deudas son realidades implacables y precisas. Dentro del desgarro íntimo que supone para muchos catalanoparlantes que hemos nacido y seguramente moriremos en lo que antes se llamaba Països Catalans y ahora Euroregió de l'Arc Mediterrani sólo cabe observar democráticamente las decisiones que Cataluña tome y preparar una autoprotección ante las consecuencias del golpe que se anuncia.

Quizás se respetaría más el movimiento catalán si en su deriva no hubiera juntado cosas tan heterogéneas como razones étnico-culturales, interpretaciones históricas, salida de la crisis y un cierto desprecio por el resto de españoles. Algunos de los que nos quedamos al otro lado de la hipotética futura frontera estamos sorprendidos por la seducción que les produce su continuo relato de sufrimiento y redención nacional en estos tiempos de estancamiento económico, desempleo y corrupción política generalizada. Comprendemos, sin compartirla, la reconfortante pasión humana de culpar de infortunios, reales o imaginarios, al opresor extranjero.

Son muchos los lazos y los años de convivencia para que pueda darse una separación que no perturbe intensamente el tejido más íntimo, pero es necio negar la posibilidad de la ruptura. Quiero pensar que los independentistas hayan sopesado sus acciones. Al resto de España no nos queda otra que preparar el terreno para el día siguiente. Es imprescindible entrar en los detalles de la ruptura económica, desgraciadamente la de los sentimientos está ya muy deteriorada. No queda otro remedio que declararse en alerta junto con los que viven en el entorno más próximo de uno.

Se ha perdido demasiado tiempo hablando del qué (la independencia) y muy poco del cómo (la forma como surge un Estado a partir de otro). El proceso no va a ser un juego de suma cero; en él todos perderemos. Es legítimo tratar de conocer el montante de esta pérdida. Estudiarlo con antelación es un requisito básico para convivir, unos y otros, con la menor intranquilidad posible.

Debe acabar el mortífero juego, tanto en Barcelona como en Valencia (¡que lejos nos queda Madrid!) consistente en el uso de palabras torticeras y mentirosas para debatir cosas trascendentales: referirse a «derecho a decidir» en lugar de independencia; hablar de elecciones autonómicas a la GV cuando es una institución intervenida desde hace años; recurrir a cuentas auditadas para evitar hacerlo de repletas corrupciones partidarias...

Vayamos a los números. A finales de 2013 la GV iba un poco por delante en la clasificación de deuda per cápita respecto a la GC. Sin embargo en cifras absolutas (son mas los catalanes que los valencianos) el tanteo en diciembre era de GC, 58 y GV, 32 contando el resultado en unidades de mil millones de euros (piensen en su salario anual o en su hipoteca, para aproximar mentalmente las cantidades). La competición ha continuado. Hoy, actualizados los nueve primeros meses de este 2014 (ya con el FLA como finaciador único) y con lo previsto en el último trimestre, puedo decirles que, redondeos aparte, cerraremos 2014 con el tanteo de GC, 62 y GV, 36 (el jueves, Compromís habló en Les Corts de 80 en la casilla de la GV, pero mezcló las cosas, aunque ya va siendo hora que la oposición piense con lo que puede encontrarse si toca poder).

Haciendo de tripas corazón, pensemos en una fecha no muy lejana, digamos un cierto día de 2016, cuando empiece la posible negociación de la separación de Cataluña. Hasta entonces, el FLA habrá seguido su camino y el tanteo será aproximadamente de GC, 67 y GV, 40, teniendo ya el Gobierno central la titularidad del 70 % de ambas deudas y con Bruselas controlando y arbitrando. Para Cataluña, la deuda del FLA será un detalle casi insignificante frente a las cantidades que se vislumbran van a ser motivo de discusión en la separación pacífica. No me imagino a la GC devolviendo los 67 de nuestro tanteo, mientras que la GV seguirá debiendo 40 y, lo que es peor, quien entonces pueda estar gobernándola seguirá necesitando dinero del FLA, bajo el supuesto que siga existiendo este mecanismo salva-presupuestos autonómicos.

Hay que reconocer que el silencio del presidente Fabra frente al Gobierno central es coherente con la triste actitud del deudor frente a un acreedor al que tendrá que volver a pedir ayuda. Fabra es más inteligible que los descaros de su colega catalán, que espeta a micrófono abierto «el Estado lo estropea todo». Muchos catalanes están dispuestos a romper la baraja y en Valencia, para bien o para mal, no hay nada parecido en el horizonte y habrá que actuar en consecuencia con este sentimiento. GV y GC divergen en un futuro más o menos cercano, sin embargo convergen para conseguir todo el FLA que sea posible con una total ambigüedad y divergencia sobre cómo devolverán sus respectivos préstamos.

El temor que sacude a los valencianos es la capacidad de Fabra y la probidad moral del partido que le sostiene. Entretenimientos consistentes en buscar topos propios de mafias napolitanas y peticiones de entrevistas rechazadas no hablan bien del rigor del personaje. Mientras, cada informe que llega confirma que su triada antecesora, Zaplana-Olivas-Camps, engendró una enorme tangentopolis valenciana que no ha arruinado. No es ningún consuelo, sino todo lo contrario que estas andanzas tuvieran sus correlato, tanto al otro lado del Ebro con Pujol como al otro lado de Contreras con Bárcenas, que por lo menos duerme en la cárcel.

Hay que estudiar cuánto nos puede costar a los valencianos la independencia de Cataluña. «Una cosa es oferir noves glories a Espanya i un altra no fer comptes».

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