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El eterno femenino, según la RAE

Femenino, en la sexta acepción de la RAE, era hasta hace unos días (lo sigue siendo en la edición digital), «débil y endeble». Masculino (ya en su tercera acepción) equivalía y sigue haciéndolo a «varonil o enérgico». El diccionario se ha sacudido de sexismo pero un poco, lo justo, a decir de su director, porque «tampoco se ha acabado con el machismo en la sociedad» y la lengua es, según él, reflejo, consecuencia y no causa de la misma. Ya estamos, la pescadilla que se muerde la cola, el enigma del origen del huevo y la gallina, etc. Igual hacerlo al revés también ayudaba ¿no? No lo digo yo, lo dice, por ejemplo, la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, por no apelar a la tan socorrida Constitución.

Al menos, en la 23ª edición del vademecum de la palabra la mujer ha dejado, lexicográficamente, de ser el sexo débil (adiós a una montaña de refranes, chistes, dimes y diretes de rancia tradición oral) y el feminicio ha saltado de la realidad al papel. Han pasado años, lustros, décadas, pero bueno, tampoco el franquismo era hasta ahora, por definición, una dictadura. El ébola, por cierto, todavía no existe en el vocabulario oficial. Se ve que cuando se cerró esta última actualización el virus aún no había salido de África...

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