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Málaga, sus museos y los santos cálices

Cuentan que anda algo alterada la sociedad malagueña porque del presupuesto municipal para cultura casi el 70% se va en museos. Y todo ello sin contar todavía con las futuras franquicias del Museo Estatal Ruso de San Petersburgo o la relativa al Pompidou, que por primera vez se instalará fuera de Francia.

Málaga se va a convertir en un atractivo reclamo museístico con los dos anteriores, la colección de la baronesa Thyssen, el Museo Picasso y los más de veinte que ya tiene y además funcionan. Una inversión acertada, aunque algunos todavía no lo vean así.

Sólo ha que mirar el efecto Guggenheim para entender el revulsivo que supuso y está suponiendo la franquicia neoyorkina tanto como efecto urbanístico como turístico y cultural.

Se quejan porque de los 15,8 millones que el área de Cultura municipal tiene para todo el año menuda suerte, porque lo de por aquí es un poco de chiste el 70% se irá en museos. Si les sirve de consuelo, el Ayuntamiento de Valencia se va a gastar la mitad de su presupuesto para Cultura, esto es, la simbólica cifra de cerca de160.000 euros que tiene para acción cultural, en una muestra en torno al Santo Grial que se conserva en la Catedral de Valencia. Resumiendo: 80.000 euros se irán en una exposición efímera que seguramente reunirá fondos eclesiásticos durante un tiempo fugaz y servirá como «invitación para visitar la catedral», porque de otra forma no se podrá ver el cáliz. Toma ya. Nuestra autoridades municipales han tenido una genial ocurrencia. Primero se pasa por el l'Almodí con cargo a las arcas municipales nuestros impuestos y luego se paga para ver la reliquia.

Envidia da saber que Málaga va a ser ciudad de museos de primer nivel con el presupuesto que hace unos años tenía para sí solo el IVAM. No sé de qué se quejan en Málaga. Mientras nuestra Atarazanas continúan sin actividad o los museos municipales casi sin vida, ellos efectúan una apuesta por el turismo cultural, el más rentable. Nosotros, de momento, nos quedamos con un Ágora para unas partiditas de tenis y megamuestras religiosas con las que seguir La Luz de la Imágenes. Amén.

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