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¿Me han descubierto?

Llevo a la clase del taller de escritura creativa una reproducción de la pintura de la familia real rematada (en todos los sentidos), después de veinte años de trabajo, por Antonio López. La coloco sobre la mesa. Les digo que la observen con atención y que digan algo sobre ella. Enseguida empiezan a reproducir lo que han escuchado en los telediarios.

«Me refiero „aclaro entonces„ a algo que os sirva para escribir, o para no escribir, depende».

Hay un silencio que a mí me produce frío, pero no un frío cualquiera, sino uno que sale del tuétano mismo, como si los últimos átomos de los que estoy compuesto fueran pedazos de granizo, como si el fondo de mi ser fuera un agujero de hielo. Es la clase de frío que provoca el miedo a ser descubierto. Si a los alumnos no se les ocurre nada interesante, tendré que decir yo algo y no sé qué. No es por nada, pero los buenos profesores son los que actúan bajo la amenaza de ser desenmascarados. En ese sentido, yo soy un buen profesor. Aprendo mucho para que no se note que lo ignoro todo.

En esto, interviene Ana, que es la mayor (22 años). Pregunta: «¿Se puede pintar un cuadro de la familia real sin que acabe resultando un cuadro sobre la familia real?»

Me deja anonadado por la brutalidad con la que lo plantea. En efecto, ¿se puede escribir de algo sin escribir sobre ese algo?

Los compañeros de Ana dudan por pura mezquindad. Les cuesta reconocer que la pregunta de la chica es pertinente. Esto nos lleva a la cuestión del punto de vista. La mirada. El lugar que uno elige para contar algo. Esa elección es ya una toma de postura moral frente a lo que vas a contar, o a fotografiar, o a retratar. La discusión se anima y tenemos, por fin, tras varios días de aburrimiento, una clase amena. Y encima yo he salido indemne. Ahora los escucho hablar sobre el punto de vista elegido por Antonio López para retratar a la familia de don Juan Carlos. Resulta que se mueren de la risa. Les pregunto qué les hace tanta gracia y dicen que si no me doy cuenta de la posición elegida por López para contar su historia. Confieso que no. ¿Me han descubierto?

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