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Amenazas inconcretas

En un árbol, en el medio del bosque, descubrí un cartel, sujeto con una chincheta, que decía: «Se cuidan niños». Continué caminando, absorto en mis pensamientos, pero a los pocos metros di la vuelta para comprobar que no había sido víctima de una alucinación. Y no, el cartel se encontraba donde lo había visto y la leyenda rezaba lo que había leído. Estamos hablando de un bosque espesísimo, de una reserva natural muy alejada de cualquier población o asentamiento urbano. Venía a ser como si en medio del desierto, incluso en medio de un oasis, encontraras un anuncio de clases particulares de latín y griego.

Se cuidan niños. La parte inferior de la nota tenía esos flecos donde se apunta el número de teléfono. Tomé uno, lo guardé en el bolsillo y continué mi paseo. Resulta que huye uno a la naturaleza para sustituir los ansiolíticos por el aire puro, el canto de los pájaros y el dulce murmullo de los riachuelos, y tropieza con un enigma completamente urbano. ¿A quién podría habérsele ocurrido internarse en el bosque para colocar una publicidad de esa clase? Ya en casa, por la noche, protegido por un gin tonic sin pepino, marqué el teléfono que venía en el fleco de papel. Descolgó al otro lado una mujer de voz arrasadora.

„¿Es ahí donde se cuidan niños? „pregunté.

„ En efecto, señor, pero no los cuido a domicilio, me los tienen que traer aquí.

„ ¿Y dónde vive usted?

„ En la casa de la bruja que se encuentra en el centro mismo del bosque.

La respuesta vino acompañada de una carcajada diabólica que me puso los pelos de punta. Colgué el teléfono y me bebí medio gin tonic de golpe. Era como si la bruja de Hansel y Gretel hubiera dado el salto del cuento a la realidad y buscase, con técnicas de márquetin moderno, nuevos niños que llevarse a la boca. Pese a no ignorar que se trataba de una broma, me fui a la cama con una extraña inquietud. Me dio la impresión de vivir en un mundo lleno de amenazas inconcretas, como las existentes en las selvas de los relatos infantiles. Al día siguiente tenía programada otra excursión, pero no fui.

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