Antonio Fuertes Pascual, mito valencianista fallecido ayer a los 85 años, recorrió la escala social futbolística al completo. Triunfó en el Mestalla, equipo que llegó a llenar el estadio como el primer equipo. En la temporada 46-47 Tonico Fuertes formó en el segundo conjunto valencianista con Gago, Puchades, Paco Mir, Pechuán y Pomar que llegaron al primer equipo. Dado que el entrenador, Jacinto Quincoces no le daba mucha bola prefirió regresar al Mestalla. La gran campanada la dio el «Mestalleta» en la temporada 51-52. El equipo nació y creció de la mano de Valentín Reig Picolín y fue Carlos Iturraspe quien lo dirigió en la más sorprendente de las campañas.
El Mestalla se ganó el puesto para jugar la liguilla de ascenso a Primera. Compitió con Santander, Gijón -entonces estaba prohibido llamarles Racing y Sporting- Alcoyano, Logroñés y Ferrol. Lo extraordinario fue que el Mestalla ganó la competición y pudo ascender a Primera. No se consumó el hecho porque en el club hubo reticencias por tener dos equipos en la misma categoría y porque la normativa federativa exigía jugar en campo propio y Mestalla era del padre. La solución era jugar en Vallejo, que estaba en Segunda. El Levante no puso pegas, pero finalmente, se decidió renunciar a éxito tan extraordinario.
Timor, Ibáñez, Juan Ramón, Domínguez; Sendra, Mangriñán; Mañó, Fuertes, Sócrates, Pla y Valderas compusieron el once triunfador. Juan Ramón prolongó su larga vida futbolística enseñando a los jóvenes y ocho de los componentes llegaron al Valencia y fueron titulares. Fue la mejor época de la cantera valencianista.
Fuertes era jugador incansable. Era de los que daba todo se esfuerzo de principio a fin. No fue un jugador tenido por goleador y, sin embargo, en 223 partidos que disputó con el Valencia marcó sesenta y siete tantos. No pudo ser campeón de Liga, pero si lo fue de Copa. Fue la gran revancha ante el Barça al que el Valencia derrotó por 3-0.
Dos años antes, contra el mismo adversario, se lesionó Vicente Asensi y en aquellos años no había sustituciones. Al lisiado se le encomendaba la labor de jugar de extremo izquierda para moletar. A veces, se producía lo que se denominaba el gol del cojo. En esa final, el Valencia que ganaba, perdió en la prórroga. Acabó el tiempo con empate a dos goles y además de Asensi cojo, Quique renqueante.
Fuertes logró el gol 1000 del Valencia en Primera y en la final de 1954 se convirtió en uno de los héroes de aquel acontecimiento. Quique, Quincoces, Monzó, Sócrates; Pasieguito, Puchades; Mañó, Fuertes, Badenes, Buqué y Seguí compusieron el conjunto ganador. Fuertes marcó dos de los tantos que pusieron al Barça contra las cuerdas. Al final, Quique se sentó en el larguero y la imagen está en todas las grandes colecciones de fotografías balompédicas. Quique y Mañó son los supervivientes de aquél gran equipo. En el hubo siete valencianos, Quique se hizo jugador como medio centro y luego portero en el Club Deportivo Villarreal, desaparecido en los primeros años cuarenta, Juan Carlos Quincoces, sobrino de don Jacinto, se hizo en el Mestalla, Pasieguito llegó siendo casi un niño y en Valenbcia falleció después de pasar por varios cargos en el club. Buqué también se asentó familiarmente en Valencia aunque algunas temporadas las vivió como entrenador en otros lugares.
Tonico fue jugador de mucho carácter y de ahí sus discusiones con los árbitros. Estas condiciones no le ayudaron a disfrutar de los méritos que deportivamente tenía. Fue internacional en una ocasión de la mano de Pedro Escartín. Y jugó dos partidos en la selección B. Contra Argentina se enfrentó en Chamartín en partido teñido por la desgracia, mejor por el error de Antonio Ramallets, quien no supo interpretar el reglamento. Infante lanzó un libre indirecto directamente hacia la portería. Si Ramallets hubiera dejado pasar el balón no había habido gol. Cometió el error de tratar de detener la pelota y acabó en las mallas y fue tanto legal.
Fuertes debutó con Ramallets; Navarro, Biosca, Seguer; Ramoní, Puchades; Basora, Escudero, Marcet y Gainza, no tuvo mucha fortuna en este campo pero no por ello dejó de ser jugador importante en los campeonatos españoles desde la temporada 49-50 hasta la 58-59. En la siguiente jugó en el Elche recién ascendido. Tonico Fuertes fue un enamorado del deporte y no sólo jugó al futbol sino que también participó en partidas de pelota valenciana. En Pelayo fue tan admirado como futbolísticamente. Con la pelota de vaqueta mantuvo grandes duelos y siempre persiguió la victoria. En ellos estaban habitualmente sus buenas pesetas.
