Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Mas gana... tiempo

Tras varios meses de crisis en el campo soberanista (pese al relativo éxito del proceso participativo del pasado noviembre), los líderes de las principales formaciones catalanas, Artur Mas y Oriol Junqueras, comparecieron para certificar un acuerdo que implica celebrar elecciones en Cataluña para finales de septiembre y garantizar, además, la aprobación de los presupuestos de este año.

Pese a que ambas partes reconocieron haber cedido (Mas no podrá enarbolar una lista única independentista y Junqueras no logra los comicios para marzo), parece claro que el vencedor táctico vuelve a ser el presidente de la Generalitat: restablece la unidad en el campo soberanista, evita la ruptura (tantas veces anunciada) con sus socios de Unió Democràtica y obtiene ocho meses más para seguir al frente del Govern (con el objetivo, como Rajoy, de beneficiarse de la incierta recuperación económica).

Sus intenciones, de todas formas, siguen siendo poco claras. Desde el campo independentista se le reprocha no pronunciar jamás esa palabra y su credibilidad decrece por no librarse de uno de los actores que más se oponen a la secesión (Duran i Lleida); desde el lado unionista se le acusa de no gobernar, de alentar una posible frustración de la población catalana y de agarrarse al poder con argucias, sin voluntad de realizar secesión alguna.

Pero el tiempo de diferir los problemas se agota. Para los independentistas, la prueba del nueve sobre la credibilidad de Mas radica en ver si construye «estructuras de Estado» (Hacienda y Seguridad Social propias). Además, hay la posibilidad de que el ascenso de Podemos evite la declaración unilateral de independencia. Lo cierto es que Mas habrá alargado tres años el plazo de quienes anunciaron su defunción política, tras perder 12 escaños mientras buscaba la mayoría absoluta.

Compartir el artículo

stats