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Jesús Civera

El PPCV y la izquierda se entienden

El vaciado del ámbito político al trasladar la agenda política al territorio judicial es una de las grandes invitaciones a Podemos para construir su emancipación. La izquierda también ha abonado el campo de la deslegitimación política. Si se trasladan los problemas a los tribunales a diario, ¿no se está admitiendo la insuficiencia del espacio político? ¿No se reconoce la incapacidad para la fiscalización pública y se abdica del sentido último de la esfera soberana? La propia izquierda que critica a Podemos nutre al partido de Iglesias porque muestra su incompetencia para resolver los conflictos públicos. La llamada al nuevo movimiento político, por tanto, para que resuelva esa contradicción es instintiva. A la maquinaria judicial se acude cuando fracasan todos los cauces previos. La reiterada insistencia de la izquierda para que ventilen los jueces algunos dilemas políticos proclama su propia frustración. PSPV, Compromís y EU han minimizado la política estos últimos años, cediendo parte de su control. La deserción ha dejado el campo libre: si se unge a los aparatos judiciales como garantes supremos del debate y se admite la ineficacia del marco propio, ¿no es necesaria una nueva fuerza que corte con ese fracaso? La izquierda se queja de Podemos pero hace años que está alimentándolo. El colmo de la «abstención» ha consistido en enviar los presupuestos de la Generalitat a los jueces. Lo ha hecho Compromís, y por primera vez desde que se restauró la democracia. El espacio supremo de la política, transgredido, y trasladado a los despachos judiciales para observación de la ciencia jurídica. Es obvia la alteración de los elementos básicos: la democracia es participación, deliberación y control. Los dos últimos elementos los viene confundiendo la izquierda valenciana en los últimos años de forma clamorosa. ¿Se ha de llevar la voluntad política a los tribunales? El gran beneficiado es Podemos, la fuerza emergente, que se exhibe en la plaza pública sin mácula alguna.

Si la izquierda pretendía fundar una causa general contra el PPCV sólo lo ha logrado en parte. A Fabra apenas lo ha tocado. Porque el proceso -de RTVV a la F-1- se está estableciendo sobre el pasado: sobre las anteriores legislaturas del PPCV en el Consell. Es un grave error de la izquierda. Sobre todo porque Fabra participa, desde el primer día, en esa causa general. De hecho, es su gran ejecutor. La izquierda no ha hecho otra cosa que unirse a Fabra en la impugnación contra los gobiernos que le precedieron, que son los de Camps. ¿Nadie se pregunta por qué no se refuta la etapa que precedió a Camps? Fabra y la izquierda se entienden porque sus destinos son convergentes. Mientras va desfilando en el juicio final el pasado inmediato del PPCV, Podemos se toma una cerveza en la Malvarrosa esperando que pasen los cadáveres y saluden. Los cadáveres de la izquierda, también. Visto lo visto, yo no sé por qué el PPCV y el PSPV, Compromís y EU exhiben sus enfados. Su ocupación es la misma, su dirección es la misma. No han hecho otra cosa, si bien se mira, que verter desperdicios sobre el pasado del PPCV, del que prcisamente se salva Fabra. Por eso Fabra está tan contento.

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