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Cristos enguerrados por ser el «verdader»

Han firmado la paz y en la mañana del Viernes Santo se juntan los dos „ el Cristo del Salvador y el Cristo y el del Amparo„ se saludan en el camino del primero a la playa, acompañados ambos por sus respectivos seguidores y devotos, una impresionante masa que guarda respetuoso silencio y reza durante dicho encuentro. El del Salvador cruza la demarcación del Cristo del Amparo y éste le acompañará un trozo hasta que sale de ella.Vayamos a los antecedentes de esta guerra entre Cristos. En 1936, comienzos de la última guerra civil, a las puertas de la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles de El Cabanyal fue quemada la imagen del Cristo del Salvador, esculpida en 1815. Concluida la contienda, en 1939 se hizo otra por cuestación popular, que es la que procesiona.En 1942, se parte la parroquia de los Ángeles del Cabanyal en dos, resultando de la desmembración una nueva, la de san Rafael, de la que hacen párroco al que estaba en los Ángeles, José Ferrer, quien al asumir la nueva promueve hacer un Cristo allí, parecido al que quemaron en guerra, al que bendice el sacerdote también con el nombre de Cristo del Salvador.

De esta manera, el hombre, sin pretenderlo, creó en plena postguerra una guerra de Cristos cuyo fragor y flecos se han prolongado hasta no hace mucho. Los feligreses de la parroquia madre, la de los Ángeles, allá donde se prestaba la ocasión, defendían su Cristo como «el verdader», especialmente en los desfiles procesionales con su imagen, a la sazón patrón del Cabanyal. No faltaron altercados, discusiones, polémicas y encendidas defensas cada bando de su respectivo Cristo, cada uno con su apuesto del Salvador. Tal cariz tomó la cosa que la autoridad eclesiástica hubo de intervenir para poner paz. El propio párroco que inició el conflicto puso la solución, muy eclesiástica por cierto, el nuevo Cristo mantendría la denominación del Salvador, pero se le añadiría y del Amparo, para diferenciarlo del otro Cristo.

Es decir, no le quitaría el nombre del Salvador, entre otros motivos porque la nueva feligresía era cabanyalera también, y le añadía del Amparo, porque ello sonaba a la Virgen de los Desamparados. Se aplicó la teoría de que más vale un mal acuerdo que un buen pleito, lo cual hizo que las rencillas y rivalidades se prolongasen, siendo necesario programas desfiles y traslados en días distintos para que los hinchas, aficiones y devotos de cada imagen no se tropezaran con las de la otra imagen por las calles y la liaran.En 1986 se firmó la paz entre las hermandades de ambos Cristos homónimos y acordaron sus Hermanos Mayores, José Luís Peiró y Juan Manuel Peris, hacer un acto conjunto, un encuentro de ambos en la mañana del Viernes Santo, que sobrecoge, aparte de todos los años visitarse ambos Cristos en las casas donde estos días son alojados, momentos en que los Hermanos Mayores son portadores del Cristo contrario. Después del encuentro, el del Amparo se queda en su territorio y el del Salvador, «el verdader», „ del que soy Hermano Mayor Honorario desde 2006„ sigue hasta la playa donde se ejecuta el toque de oración a trompeta, rezándose por los fallecidos de la Hermandad y los pescadores, se lanza una corona de laurel al mar y se canta «La muerte no es el final».

De vuelta al Cabanyal, las mujeres podrán portar a hombros la imagen del Crucificado y múltiples pañuelos la tocaran impetrando algún favor de devotos que lloran y rezan desde lo íntimo de su corazón.El Cristo del Amparo irá a la playa más tarde, a hacer lo mismo, cuando el sol esté ya marcando el mediodía.

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