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Seguridad alemana

No quiero ni pensar lo que habrían dicho o escrito los medios alemanes, sobre todo los sensacionalistas, de haber pertenecido a una compañía española el avión que se estrelló en los Alpes. No quiero imaginarme tampoco los titulares si hubiese tenido pasaporte español el joven que, en su locura suicida, arrastró con él a los 149 ocupantes del avión que copilotaba. ¿Qué habrían dicho sobre el hecho de que se dejase a los mandos de un avión a alguien del que se ha descubierto que estuvo de baja sin que se enterara la compañía y que incluso estuvo al parecer bajo tratamiento hace tiempo por supuestas tendencias suicidas? ¿No habrían salido a relucir todos los tópicos y prejuicios negativos que suelen acompañar a ese tipo de desgracias cuando son otros, y no los propios, los culpables?

Pero esta vez le ha tocado por desgracia a germanos, y como ha escrito alguna publicación de ese país, el accidente ha dado al traste con «el mito de la seguridad alemana». La vida está llena de riesgos, que se pueden ciertamente reducir, pero nunca eliminar del todo porque ello no depende sólo de la tecnología, sino también del factor humano, y éste es muchas veces imprevisible. Por estrictas medidas de seguridad que se establezcan, por muchos líquidos que haya que tirar antes de pasar los controles del aeropuerto, para beneficio casi siempre de las tiendas libres de impuestos, la seguridad absoluta no existe ni existirá nunca. Y es algo que tenemos que hemos de aceptar.

Comenta Der Spiegel en un editorial que «un caso aislado no permite hacer un juicio general sobre una compañía y menos un país», y a uno le gustaría pensar que habría sido esa publicación tan comprensiva de haber sido el avión y el copiloto turcos, griegos o españoles. Es cierto que, comparado con los millones de vuelos que se realizan en un solo año „treinta y tres millones el año pasado„ el índice de accidentes es mínimo a pesar de la espectacularidad de los últimos casos.

Antes de saberse que fue la decisión suicida y criminal de aquél la causante de la tragedia, la prensa se hacía preguntas sobre el futuro de una aerolínea que fue siempre el orgullo del país por su fiabilidad y seguridad. Lufthansa atraviesa su mayor crisis desde la privatización a comienzos de la década de los noventa por la competencia de las compañías de vuelos baratos, por un lado, y de las del Golfo para los vuelos intercontinentales.

Su nuevo presidente quiere lanzar una nueva compañía de vuelos baratos para recorridos cortos o de larga distancia, independiente económicamente y en su funcionamiento de Lufthansa. Bautizada Eurowings, operará en los vuelos largos con pilotos de SunExpress, compañía cofundada por Lufthansa y Turkish Airlines, que serán en cualquier caso más económicos y flexibles al no tener la misma protección sindical que los de Lufthansa. Pero la prensa se pregunta ya si ello irá en detrimento de la seguridad.

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