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Javier Cuervo

Después del quebranto

Hay otro centro derecha que vio cómo las promesas del PP se le volvían tijeras que recortaron la extra, el trabajo del hijo, la escuela del nieto... ¿Qué quieren?

Por la izquierda nadie se atreve a llamarse más que socialdemócrata y no para de hablarse de la indefinición y de las divisiones pero también por la derecha los votantes están buscando perfiles más ajustados a sus preferencias y, después de muchos años, encontrándolos. El PP actual nació de la desaparición del CDS de Adolfo Suárez, del baile de carnaval centrista en el que Álvarez-Cascos dejó de ser secretario general y de aquella idea-fuerza de Aznar de que el señor González se fuera, que la democracia era cambio y era muy democrático cambiar por cambiar. El PP tiene ideología de aluvión porque para ganar a un González desgastado tuvo que recoger todos los votos que cabían en las opciones nacionales desde la extrema derecha hasta la frontera del centro que linda con la zona templada de la socialdemocracia.

Pero los años no han pasado en balde. Por más que el ministro del Interior crea con igual intensidad en la existencia de Dios y en la de ETA, la banda terrorista ha dejado de matar y, cesada su principal actividad, la mantienen en los medios de comunicación las viejas heridas. Ahora mismo, ETA existe más para el antiterrorismo que para el terrorismo. Otra parte de la derecha no es tan dada a españolear a lo Paco Martínez Soria o a lo Manolo Escobar como en las tardes de cine de La 1 y cuando besa de verdad es para jurar bandera.

Hay una derecha de orden a la que el liberalismo feroz con colmillos y baba no le gusta porque prefiere ver el mundo con menos estrés y más confianza mutua, sin tanta contaminación de hostilidad ambiente. Claro que hay otro centro derecha que vio cómo las promesas del PP se le volvían tijeras que recortaron la extra, el trabajo del hijo, la escuela del nieto... ¿Qué quieren? Por eso, después del quebranto andaluz y sin tiempo para el duelo, al PP se le va la fuerza por las crisis propias y por alternativas que no necesitan definirse tanto para encontrar acogida.

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