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Cabildeo

El cabildeo ante políticos y parlamentarios por parte de poderosos grupos de interés de la industria y las multinacionales de todo el mundo es sin duda un peligro constante para los intereses de los consumidores y ciudadanos. Esos grupos, ya sea del sector energético, del financiero, del farmacéutico, del tabacalero, del automovilístico, la agroindustria o tantos otros, invierten anualmente millones de euros en conseguir que se legisle siempre a su favor en Bruselas o en las capitales de los distintos países europeos. Es su razón de ser.

Algunas organizaciones de ámbito europeo como Alter EU o Friends of the Earth (Amigos de la Tierra), que abogan por la transparencia en la labor legislativa, han denunciado reiteradamente tales prácticas aunque sin demasiado éxito, según reconocen.

En efecto, tres años después de la publicación de un código de conducta destinado a regularlas, hay europarlamentarios que siguen trabajando a favor de empresas o grupos dedicados al cabildeo directo o indirecto en Bruselas, se quejan aquéllas.

Baste recordar el escándalo protagonizado recientemente por el ex ministro laborista de Asuntos Exteriores Jack Straw, quien se ofreció por dinero a utilizar su influencia ante la Comisión Europea para conseguir un cambio legislativo que favoreciese a la industria azucarera.

Tras el estallido de ese y algún otro escándalo, Alter EU instó al actual presidente del Parlamento Europeo, el socialdemócrata alemán Martin Schulz, a asumir un papel más activo en la investigación, represión y castigo de tales prácticas.Las organizaciones que velan por la transparencia en la acción legislativa europea reclaman revisar el código de conducta en un sentido mucho más restrictivo para garantizar que legisladores y funcionarios de la UE revelen eventuales conflictos de interés.

Alter EU acaba de publicar además un folleto titulado en inglés Navigating the lobbying labyrinth (Navegando por el laberinto del cabildeo), que califica de «guía de transparencia y ética para uso de europarlamentarios». El folleto en cuestión ofrece consejos prácticos sobre cómo mantener la independencia y la integridad que debería guiar la acción política en cualquier contacto con los miles de bien pagados lobistas que trabajan en Bruselas.

El poder de esos grupos de presión, ya no sólo en su trato con la Comisión o el Parlamento europeos, sino también con los políticos y parlamentarios nacionales es muy superior al de quienes tratan de defender en cualquiera de esos foros los intereses de los ciudadanos/consumidores.

Están en juego no sólo nuestros intereses como consumidores, sino la propia democracia.

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