Durante el mes de marzo se han removido los cimientos de la banca en España. Fallaron los controladores, se columpió el ministerio de Economía y se excedió el Banco de España, gobernado por el patriota Luís M. Linde. Lo nunca visto se desencadenó justo antes de los festejos falleros y el Banco Madrid fue, primero, fulminantemente intervenido por el Banco de España y después, abocado a concurso de acreedores, tras la dimisión en bloque del consejo de administración. El pretexto era la investigación de las autoridades estadounidenses sobre blanqueo de capitales que afectaba a la matriz andorrana del Banco Madrid. Hasta Marta Ferrusola, esposa de Jordi Pujol y tres de sus hijos tenían cuentas millonarias en Banca Privada Andorrana (BPA). El ministerio de Economía, que comanda Luís de Guindos, envió el informe comprometedor del Servicio Antiblanqueo (Sepblac) a la fiscalía y se precipitó el fin de la entidad. Las consecuencias de la caída de Banco Madrid han incidido dolorosamente en un notable colectivo económico y social valenciano. Esta liquidación remata la desaparición de las entidades financieras valencianas y la ruina de 50.000 accionistas del Banco de Valencia para traspasarlo a Caixabank por un euro.

La contundencia del gobierno Rajoy con Banco Madrid ha desatado la desconfianza de los clientes en la banca y en el Banco de España, supervisor que ya fue incapaz de anticiparse a la hecatombe de las cajas de ahorro y de evitar la gran crisis del sistema financiero con altísimo coste para los contribuyentes. No se entiende por qué hay dinero público para rescatar Bankia, la CAM o Banco de Valencia y no se pudo actuar ordenadamente para aislar a los sospechosos de las irregularidades detectadas en Banco Madrid. Los detalles de cómo se traspasa en 2011 este banco, controlado en su día por la Kutxa, a los banqueros andorranos de BPA„primera operación de la banca del Principado en España„ y las interferencias de M. Ángel Fernández Ordóñez, a la sazón gobernador del Banco de España, dan luz sobre la lucha entre clanes políticos y financieros. Fernández Ordóñez (MAFO) forzó que el Banco Madrid, filial de BPA, estuviera presidido por una persona de su confianza, José Pérez, exdirector de supervisión del Banco de España durante 25 años. La segunda pieza clave en el consejo era Soledad Núñez, directora general del Tesoro en la etapa socialista y esposa de Javier Vallés. Éste cubrió la vacante de Miguel Sebastián en la Oficina Económica de Moncloa con Zapatero. Sebastián, ex BBVA, le ganó el pulso al valenciano Jordi Sevilla y se atrincheró en el llamado «clan Intermoney» que se refugió en la cúspide de Banco Madrid, ahora finiquitado sin contemplaciones.

El ministerio de Luís de Guindos ha conseguido en la operación Banco Madrid, además de acrecentar la desconfianza en la banca española y sus entidades supervisoras, el colapso de 3.031 millones de euros en fondos de inversión con 70.000 partícipes, el desconcierto de 14.800 depositantes a los que se les aplica la tercermundista imposición del corralito y el despido de 270 empleados de la entidad, ahora en vías de extinción. Como muestra de imprevisión, ningún experto fue capaz de intuir que la intervención del Banco de España iba a provocar la salida en estampida de depositantes e inversores. La crisis de liquidez y la asfixia llevan al banco a su liquidación. La impericia de los responsables del desastre logró ese objetivo en menos de dos semanas. Fue el tiempo que tardaron los clientes en sentirse acorralados en el fuego cruzado entre facciones de poder enfrentadas. Las anomalías que sirvieron para provocar el hundimiento de Banco Madrid se proyectan en las mafias rusas, el petróleo venezolano y las tramas chinas. Las pesquisas eran conocidas por los servicios de inteligencia y por las autoridades con meses de antelación. Pocos días antes del estallido se permitió por la CNMV, presidida por Elvira Rodríguez, el cambio de gestores incontaminados por los de Banco Madrid en los fondos de inversión, sin conocimiento de los partícipes, tal como está obligado en la mayoría de países. En la urdimbre de decisiones precipitadas y contradictorias han quedado atrapados notables e influyentes inversores de Baleares y de la Comunitat Valenciana. Algunos de ellos alineados en más de diez importantes SICAV y otros que tenían depositadas sus acciones en el banco para su administración. Muchos llegados de Nordkapp „fundada por Enrique Lucas„, gestora de fondos comprada a Banco de Valencia en agosto de 2012, confiados en que gozaba de las garantías que aporta la supervisión del Banco de España y de la CNMV. Nuevo revés para las finanzas valencianas con onda expansiva que enturbia el horizonte político y electoral.