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¿Pactos, qué pactos?

No se fíen de las encuestas. Los políticos (todos los políticos, los viejos y los nuevos) leen y estudian compulsivamente las encuestas y así les pasa lo que les pasa que, a medida que va avanzando el escrutinio, se les va poniendo cara de Íñigo Errejón en vivo y en directo. Cara de «no es esto, no es esto». O, al menos, cara de que «esto no es lo que me había contado la maga Bescansa, que me había dicho que íbamos a sacar por lo menos el doble». Lo dicho, no se fíen de las encuestas porque las hay para todos los gustos y colores. Vivimos tiempos «líquidos», como diría Felipe González, que es una manera como otra cualquiera de decir que vivimos instalados en la incertidumbre y que aquí nadie tiene repajolera idea de lo que puede ocurrir el próximo 24 de mayo. Vale, que sí, que el PP está en caída libre; pero no tanto, que en la Comunidad Valenciana va a seguir siendo el partido más votado a pesar de sus escándalos, de todos los escándalos. Tienen un electorado a prueba de bombas. Hace apenas dos meses una señora mayor me lo explicaba con claridad meridiana. Uno por uno fue desgranando todos los casos de corrupción del PP. Se los conocía todos, estaba perfectamente informada de lo que ocurría y, como buena católica practicante, lamentaba que en el enredo figurara Juan Cotino „«mai ho haguera pensat! Juan en eixos líos?»„ Pero tras recitar la letanía de casos, me confesó tranquilamente que ella iba a votar al PP. La señora es de derechas, nada de centro, así que a quién iba a votar si no: al PP, al partido de toda su vida. Vengo a decir que la corrupción castigará y no poco a los populares; pero no tanto como para apearles de lo más alto del podio. Y ser el primer partido en votos tiene su valor, vaya si lo tiene.

No hay que fiarse de las encuestas, pero hay que mirarlas porque siempre hay algo que llama la atención. Por ejemplo, en la última que hizo Sigma Dos para El Mundo si se suman los escaños de los dos bloques (centro derecha / centro izquierda) nos encontramos con que PP y Ciudadanos pueden llegar a sumar 48 diputados, solo a dos de la mayoría (las Cortes Valencianas tienen 99 diputados, hagan las cuentas) Y la izquierda, tan dividida ella, pero tan convencida de que va a gobernar se queda con 51. Todo puede pasar. Pero para que pase algo los partidos tienen que pactar previamente porque sin acuerdos, el PP se quedará gobernando en minoría. ¿Que será un caos? Ya lo es con mayoría absoluta, imagínenselo en minoría. Las Cortes serían una fiesta.

¿Con quién pactaría el PP? Se da por hecho que con Ciudadanos. Pero ¿qué dice el partido de Albert Rivera? Carolina Punset el 4 de abril: «Los pactos se fijarán a nivel nacional y los candidatos no tendrán autonomía». Punset de nuevo el 7 de abril: «Ciudadanos apoyará para la Generalitat a la lista más votada con condiciones». Un portavoz de Ciudadanos el 8 de abril: «Ciudadanos se resiste a facilitar que el PP siga en la Generalitat; pero la decisión estará en manos del Comité de Pactos Postelectorales», que estará en Madrid o en Barcelona, donde mejor le venga a Rivera. En resumen, sí. Ciudadanos apoyará al PP «con condiciones» o se abstendrá para no quemar a sus votantes antes de las generales que es donde se juegan los garbanzos.

¿Y con quién pactará el PSOE? Dando por hecho que el tripartito original sigue más o menos en pie, queda claro que Compromís y EU (si consigue superar la barrera del 5%) apoyarán la investidura de Ximo Puig. Pero ¿qué hará Podemos? No se sabe. El partido de Pablo Iglesias que amaneció en la escena política española como algo fresco, franco y dicharachero ha enmudecido tras las elecciones andaluzas. No se les conoce programa, han ocultado la bandera con la que atacaban a la casta y que tan cara les era y cada vez que se les pregunta qué piensan hacer ante los problemas concretos se remiten a ese concepto tan elástico como amorfo al que se refieren como «la gente» o «la ciudadanía», según los casos, ignorando que cada vez que han convocado a los ciudadanos a participar en sus procesos internos la afluencia de participantes ha sido menor. En cualquier caso, Podemos es un partido centralista, como Ciudadanos y como el PP y, en menor medida el PSOE, y su cúpula tras las broncas internas por los pactos en Andalucía que les han mantenido entretenidos, ha decidido que serán ellos y solo ellos quienes decidirán con quién y cómo pactan. Antonio Montiel, claro está, dirá la suya; pero habrá que ver si le hacen caso.

El PP, por cierto, tiene claro con quién pactará. Lo dijo alto y claro Mariano Rajoy: «Nuestro único pacto es con los españoles». Habría sido de agradecer que hubiera explicado con qué españoles.

Y hablando de encuestas. Celeste Tel ha dado a conocer el barómetro del mes de abril. Respecto del de marzo y contado rápido, el PP baja un punto; el PSOE sube dos puntos; Podemos baja 6,1 puntos y Ciudadanos sube 5,5 puntos. Curioso, pero no se fíen de las encuestas o no se fíen más de lo que lo hicieron con las andaluzas.

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