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El que avisa no es traidor

Vayamos con la tercera entrega sobre el devenir de los 40.000 millones de Euros de deuda de la Generalitat Valenciana (GV) que alguien tendrá que afrontar a partir el dia siguiente, cuando los valencianos sepamos quienes pueden tener la posibilidad de gobernarnos. El uso del verbo avisar en el titulo viene a cuenta de la inminente discusión que sobre financiación de las Comunidades Autónomas (CC AA) va darse a partir del próximo Julio, una inminencia alarmantemente ignorada por unos y otros. Tras múltiples discusiones partidistas con detalles del más genuino victimismo valenciano, no es traición denunciar que ninguno de los candidatos ha dicho nada de cómo va abordar la negociación, ni mucho menos que hará antes de firmar un acuerdo que no sea asumible. Una campaña electoral no es una explicación rigurosa para el ejercicio del autismo colectivo que nada bueno presagia. Hagamos entre todos un esfuerzo para distinguir lo básico de lo accidental y tratemos de poner sobre la mesa que acuerdos son posibles y cuales objeto de romper la baraja.

Aunque gustaría que no fuera así, los cierto es que calendarios contables y electorales no suelen estar sincronizados y preocupa que no se asuma a cuenta de cuitas electorales. Desde hace mucho tiempo sabíamos que en mayo de 2015 habría elecciones, así como que a lo largo de este año se abriría la discusión sobre los dos sistemas de reparto que afectan al futuro de la GV. Utilizamos el plural por los dos de repartos a considerar: el llamado vertical, aquello que se distribuye entre gobierno central, el conjunto de CC AA y en menor medidas los ayuntamientos y el reparto horizontal, que define la fórmula para repartir lo asignado a las administraciones territoriales, entre todas y cada una de las distintas CC AA. Posiblemente sea uno de los ejercicios más sutiles de los que depende el futuro de la convivencia de los pueblos que viven en el Reino de España. Ambos repartos no deberían venir simplemente razonados y soportados por lemas electorales o declaraciones pomposas, sino por un consenso basado en datos sólidos para poder negociar.

Tras la experiencia de la impericia de otros equipos de negociación a lo largo de los años de funcionamiento de la GV, ya sabemos de lo importante de la calidad humana y técnica de aquellos que van a terminar por sustanciar los recursos de los servicios públicos que gestiona la GV. Esta es una afirmación que concierne a todos los grupos políticos que, solos o coaligados, pueden acceder al gobierno de la GV. Para poder entrar en un debate solvente naturaleza hay que contar con respaldo democrático y con datos que nadie pueda poner en duda y si así fuera, tener los argumentos para despejarlas.

Las cifras contables, que no las de los resultados electorales, llegan con la cadencia propia de las anualidades. En estos días muchos andamos con la declaración del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) del 2014, por lo que no extraña que por las complejidades que encierra, la liquidación definitiva del IRPF 2013 no vaya a estar cerrada hasta Julio próximo. El resultado del IRPF del 2013 es básico para certificar con cifras frescas y fiables cuál es el volumen de infrafinanciación que tuvo la Comunitat.

A pesar que Rajoy y Montoro hace meses que dijeron que con la actual situación económica no se podía renegociar modelo de financiación alguno, la ley es la ley. Con el BOE en la mano, 2015 no puede acabar sin que exista un nuevo modelo de financiación que incluso debe aplicarse retroactivamente en esta anualidad. Aunque los tiempos sean electorales y las cantidades a repartir magras, el debate va a darse aunque las discusiones vayan a ser mas agrias.

El Gobierno ha desmentido sus propias palabras y el Ministerio de Hacienda se ha visto obligado a enfrentar la situación. Los planes pasan por empezar a negociar el nuevo sistema de financiación autonómica después de tener los datos de 2013 sobre la mesa y se pretende terminar con la mayor brevedad posible ya que deberá tener efectos con carácter inmediato. En principio es un calendario formalmente intachable ya que en Julio se habrán dado dos condiciones básicas: conocer la última liquidación del IRPF y estar ya formados los gobiernos autonómicos salidos de las elecciones de mayo. Que el gobierno de Rajoy puede estar entonces mas preocupado por los resultados de las próximas generales, o que varías CC AA, entre ellas la nuestra, puedan tener dificultades para conseguir las coaliciones que parecen imprescindibles, son cuestiones importantes pero secundarias cuando se habla de tener un modelo de reparto que de continuidad a la España de las Autonomías.

Uno de los argumentos victimo-sentimentales previstos en la totalidad de los programas electorales valencianos acaba de entrar en una especie de obsolescencia programada, que adicionalmente demanda su sustitución urgente, con propuestas realistas acerca de lo que cada partido propone defender al llegar a la presidencia de la GV. Cabría esperar que el Gobierno central por su parte y los distintos partidos valencianos por la suya, tengan a fecha de hoy un esquema para solucionar los desequilibrios existentes. Si no fuera así, cosa que desgraciadamente es harto probable, todos habrán hecho un flojo servicio a los valencianos. La imprevisión es la conducta propia de aquellos que prometen sin haber analizado la situación. Es el regusto amargo que a uno le queda tras oir frecuentemente una frase escabrosa: «Ahora lo importante es ganar, luego ya veremos».

Es alarmante comprobar que pasan los días sin que nadie haya pedido un adelanto de lo que puedan ser los datos de 2013 y sin pedir clarificaciones o un esquema de las propuestas del gobierno central puede llevar a la mesa de negociación. En otras palabras, sin que se hayan definido unas líneas básicas sobre lo que cabe esperar para la financiación de la GV, a partir de ahora. Desde el momento que se firme el acuerdo, las lágrima del «estamos mal financiados» depuraran una cierta hipocresía propia de quien no ha sabido estudiar la situación. No sumarse a futuras lamentaciones no será traición.

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